Los animales se manejan por instinto, no se ponen a pensar ni calcular sus acciones antes de cada movimiento, por ende, es improbable que exista maldad dentro de ellos. Cuando los humanos utilizan fuerza desmedida con los animales, ya sea en forma de castigo o simple maltrato, estos seres no tienen cómo defenderse.
A mucha gente le encanta asistir al zoológico y también existen los fanáticos del circo; algo que tienen en común estos centros de recreación, es la presencia de animales. Uno va al zoológico para observar y admirar las belleza de los más exóticos seres, mientras que en el circo son los mismos animales los que dan el espectáculo.
Detrás del telón, cuando se apagan las luces, se cierran las jaulas y el lugar queda vacío, una historia no muy feliz comienza a escribirse. Los adiestradores necesitan que los animales hagan todos sus shows a la perfección, es por eso que, muchas veces, les tienen poca paciencia y abusan de la violencia para obligarlos a realizar piruetas y otros movimientos a la fuerza.
Días sin comer, encierro y cobardes golpes son algunos de los castigos que sufren los animales a causa de sus errores. Además, no solo los cuidadores y adiestradores maltratan a los animales, también los espectadores, como sucedió hace unos meses en nuestro país, cuando atacaron con piedras a un hipopótamo de un zoológico de Asunción. No se podría calificar a un zoológico como “refugio” para seres vivos, sino como una cárcel o una colección de animales.
Te pueden privar de mucho, pero seguramente tu libertad es innegociable, porque hay pocas cosas peores que perder la satisfacción de ser libre. ¿Por qué sería distinto para los animales? Ellos no eligen perder el contacto con su hábitat natural y mucho menos ser maltratados o castigados.
Un estudio comparativo de la Universidad de Oxford, basado en cuatro décadas de observación de animales en cautiverio y en la naturaleza, descubrió que animales como los osos polares, leones, tigres y guepardos “muestran claros signos de estrés y disfunción psicológica en cautiverio” y afirmó que “el cuidado natural de los carnívoros debería ser ampliamente mejorado”.
En todo el mundo, han ocurrido desgracias ocasionadas por las inaceptables condiciones en la que se encuentran algunos animales. El instinto llegó a jugar una mala pasada a varios de estos seres salvajes, causando que ataquen a las personas; ya hubo arremetidas de leones, tigres, osos, chimpancés y hasta boas que dejaron heridos a espectadores y encargados de diferentes zoológicos y circos.
Debemos respetar la vida animal, actuar con responsabilidad y no dejar que sufran la mala suerte de vivir en condiciones deplorables. Cuidemos a nuestro planeta, contribuyendo para el bienestar de todos los que lo habitamos.
Por Diego Benítez (19 años)