La mayoría tiene un amigo que ha sufrido todas las enfermedades posibles y se ha recuperado victoriosamente de cada una de ellas. Algunas personas afirman tener ciertas afecciones que en realidad nunca padecieron; esto se debe a un trastorno psicológico llamado hipocondría.
Al presentir un malestar, mucha gente prefiere consultar en internet sus posibles causas en lugar de ir al hospital. Existen páginas que logran diagnosticar un tumor cerebral por un simple “dolor de cabeza constante”. Esta costumbre ha provocado que varios comiencen a preocuparse de manera exagerada por su salud.
Existen personas que buscan llamar la atención de su entorno; seguro que recordás a algún compañero del cole que no participaba de las clases de educación física porque le dolía mucho la cabeza, tenía problemas de la columna o alguna afección respiratoria, pero nunca presentaba un constancia médica que avale tales dolencias.
Para quienes tienen hipocondría, cualquier síntoma mínimo debe ser atendido por un profesional. Esto puede generar confusiones ya que los familiares advierten al médico del trastorno del paciente y no se sabe si realmente sufre de una enfermedad o solo es una exageración.
Las páginas de medicina que se encuentran disponibles en internet son el lugar perfecto para que los hipocondríacos se dejen llevar por su gran imaginación. Algunos de estos sitios web incluso tienen un test online para saber el diagnóstico “más probable”.
A pesar de que no existe una estadística de la cantidad de personas con hipocondría, los profesionales afirman que las mujeres tienen una tendencia más alta a padecerla. Seguro que alguna vez conociste a una amiga de tu abuela que siempre que escuchaba el nombre de una determinada enfermedad ya iba a parar en el hospital, como la famosa Tía Licha, de la serie “Una familia de diez”.
Muchas veces, las personas hipocondriacas van a los hospitales porque realmente se sienten enfermos y, como los médicos ya saben de su afección, deciden no prestarles una atención adecuada. A pesar de este trastorno, se debe brindar el cuidado necesario que se merece cualquier paciente.
Por Divina Alarcón (18 años)