Las discusiones en clase, a veces, pasan de pacíficas a violentas en un parpadeo

Palabras fuertes, faltas de respeto, gritos y hasta sillas voladoras son algunas de las acciones que producen las discusiones en clase. Todos tenemos distintas opiniones y pensamientos, pero debemos respetar a los que defienden posturas diferentes.

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Los enfrentamientos verbales que se producen en los cursos del colegio tienen diferentes matices y características. La lucha, prácticamente siempre, es por quién tiene la razón y presenta los mejores argumentos para defender una postura.

Estas peleas se dan a causa de las diferencias de pensamiento con respecto a cualquier tema. Las discusiones se inician como un debate pacífico, pero cuando uno de los alumnos falta el respeto o alza la voz para imponer sus ideas, el ambiente se vuelve denso.

Las razones más comunes por las cuales discuten los estudiantes son clásicas: religión, política e igualdad de género. Siempre se dice que ciertos temas específicos no deben ser tocados en público, ya que estos sin duda causarán alguna discordia entre los presentes.

Pero una vez que se abre un debate con relación a alguno de estos temas “intocables”, hay que actuar con respeto y, si te toca opinar, exponer tus ideas de manera clara, sin tener un mal gesto o burla ante alguien que no piense igual. En algunos casos, las discusiones se vuelven tan subidas de tono que llegan los golpes, empujones o lanzamiento de pupitres. Parece ser que sirven de ejemplo los famosos bochornos que protagonizan cada año colorados y liberales en sus respectivas convenciones.

Todos tenemos pensamientos diferentes, distintas vivencias y educación que formaron nuestra mentalidad con el correr de los años; por eso, cada persona tiene una opinión propia ante cualquier situación de la realidad. Además, si al 100% de las personas nos gustara lo mismo, si fuésemos iguales en todo sentido, la vida sería mucho más aburrida.

Es como en el fútbol: los hinchas de Cerro no pueden vivir sin los de Olimpia y viceversa. Está en cada uno tratar con el mayor de los respetos a todos los que no compartan un pensamiento; por más claro que te parezca, no quites valor a la postura de otra persona, pues es libre de opinar lo que quiera. No utilices términos desagradables ni burlescos hacia los demás. Dejá eso para Payo Cubas o Zulma Gómez.

Siempre está bien debatir y exponer tus ideas para llegar a un acuerdo o por lo menos a una conclusión de manera pacífica; sobre todo si solo estás con tus compañeros en clase. Así que la próxima vez que se abra una discusión en tu curso, pensá bien en todo lo que vas a decir y mantené el respeto a las opiniones adversas a la tuya.

Por Diego Benítez (18 años)

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