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Hace unos días, circuló por las redes sociales un video en el que se veía cómo una camioneta arrastraba a un perro por el asfaltado. Las personas no dejaron de expresar su indignación ante este acto, que constituye una clara muestra de maltrato a los animales.
También hubo algunos ciudadanos que justificaron la acción del individuo que manejaba el vehículo, afirmando que el perro ya estaba en estado de descomposición y el conductor solo buscaba un lugar donde enterrarlo. Tampoco faltó la famosa justificación de aquellos que no sienten ninguna compasión por los canes: “Un animal nomás es, ¿por qué hacen tanto escándalo?”
Los humanos se sienten superiores a los animales porque poseen inteligencia y lenguaje. Sin embargo, varios son los casos que nos demuestran que el hombre no siempre utiliza su racionalidad para el bien, pues es el autor principal de los robos, asesinatos, guerras y cientos de episodios de crueldad que suceden todos los días.
Los caballos, por ejemplo, son utilizados como transporte de carga por muchas personas que se dedican a juntar chatarras. Tristemente, no dan a estos animales el cuidado necesario para soportar largas horas de trabajo; los huesos de los potros pueden verse a través de la piel, sus ojos están tristes y cansados, las patas tiemblan a causa del pesado bulto que deben acarrear y, además, reciben fuertes latigazos si no caminan lo suficientemente rápido.
Lo más lamentable de todo esto es que las personas que se aprovechan de los animales no reciben el merecido castigo. Existen normativas, pero no se cumplen, pues la excusa “un perro nomás es” siempre se antepone a los derechos y cuidados que necesitan todos los seres vivos. El maltrato a los animalitos es pan de cada día; sin embargo, si nos enteramos de algunos casos se debe a los videos o imágenes que los usuarios alzan en las redes sociales expresando su indignación, porque para la justicia esta clase de actos es un problema menor. Al final, todo queda en el oparei.
Los animales son capaces de sentir el dolor de los golpes o, por el contrario, el cariño que les transmiten las palabras y las caricias de los que están a su alrededor. Por eso, debemos tener en cuenta que un perrito, un gatito o una lorito son seres que merecen cuidados y buenos tratos; juguemos con ellos, pero no los utilicemos como objetos de diversión, pues lo que a algunas personas causa gracia, a ellos les lastima.
El mismo respeto que brindamos a una persona se lo debemos a los animales. Basta de tirar piedras a los pajaritos, dar terribles latigazos a los caballos, golpear y abandonar a los perros. Pensemos solo un segundo: ¿qué pasaría si los roles se invirtieran y nosotros estuviésemos al cuidado de las mascotas?
Por Viviana Cáceres (18 años)