Nuestros arroyos pasaron de inspiración para artistas a vertederos de basuras

Nuestro país cuenta con muchos arroyos en donde poder disfrutar en familia. Lastimosamente, algunas personas no saben valorar estos bellos espacios que nos brinda la naturaleza. Los malos hábitos terminan contaminando y destruyendo los cursos de agua.

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¿Cómo se sentiría José Asunción Flores al ver a la fuente de su inspiración agonizar? El arroyo Mburicaó es el más grande de la capital y, en sus extensos 16 kilómetros, se puede observar el lamentable estado en el que se encuentra; es decir, lo que anteriormente era un cauce de agua cristalino se ha convertido en un vertedero de basuras del cual emanan olores desagradables.

Del arroyo “Morotĩ” solo queda el nombre, pues sus aguas se encuentran negras, llenas de desechos y basuras que ni siquiera dejan imaginar que alguna vez tuvo corrientes cristalinas. En el arroyo se puede observar un montón de basura acumulada y efluentes cloacales que hacen del lugar un depósito de residuos para los vecinos.

Pa'i Ñu es un arroyo que, a principios de este año, se volvió viral en las redes debido a que sus aguas se encontraban con un extraño color rojo que variaba constantemente. Muchos vecinos acusaron a las industrias aledañas por el estado del cauce hídrico; sin embargo, a pesar de las denuncias, la Municipalidad de Ñemby aparentemente no tomó acciones correctivas al respecto.

No todo está perdido, existen algunos arroyos que aún mantienen su esencia. En el departamento de Concepción se encuentra el arroyo Tagatiyá que tiene aguas limpias, permitiendo que muchas personas puedan ir hasta el lugar a disfrutar de un momento de recreación con familiares y amigos.

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Durante la festividad de la Virgen de Caacupé, muchos peregrinos aprovechaban los arroyos cercanos para poder refrescarse luego de la extensa caminata. Los cauces hídricos habilitados en la zona por la Seam son “La Garza” y “Teteu”, aunque, por la falta de control, algunas personas ingresan a las aguas contaminadas sin tener en cuenta las consecuencias.

Aunque muchas personas han intentado revertir las contaminaciones causadas por los vecinos asentados en las costas de los arroyos, no se pueden obtener grandes resultados. Además, se tardan años en limpiar y solo un día en contaminarlos de vuelta.

Lastimosamente, muchas personas e incluso autoridades no dan la debida importancia a los recursos naturales que tenemos en el país, pues se convierten en toboganes de basura que permiten a los vecinos deshacerse de sus desechos de manera rápida, sin pensar en las negativas consecuencias que pueden acarrear estas acciones.

Esperemos que, algún día, podamos ver que los arroyos de nuestro país vuelvan a tener sus bellas aguas puras y cristalinas de las que tanto hablaban José Asunción Flores y otros compositores en sus obras.

Por Divina Alarcón (18 años)

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