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La preparación comienza en segundo año, las hamburgueseadas, pancheadas y fiestas para recolectar dinero no se hacen esperar y cada mes hay una nueva actividad pensada especialmente para el UPD o Último Primer Día, momento en el que, habitualmente, los jóvenes deciden pasar una noche en alguna quinta para luego ir todos juntos a celebrar el inicio del final.
Antes, ni siquiera existía una remota idea de lo que significa UPD y la emoción del último inicio de clases solo se notaba en los ojos de los alumnos y, si había suerte, se podía realizar una merienda al terminar la clase. Sin embargo, los festejos del año en que se finaliza el colegio no terminan ahí.
Hay muchas maneras de conseguir un fondo para el curso, a fin de realizar alguna fiesta memorable o emprender un viaje con aquellas personas con quienes compartiste varios años de tu vida. Muchos colegios optan por fijar un monto que debe ser abonado mensualmente; por otra parte, varios jóvenes comienzan a vender desde caramelos hasta comidas y accesorios para celulares, con la idea de reunir fondos para concretar el tan anhelado propósito del grupo.
En el tercer año también comienza la gran disputa: ¿viaje o colación? Los colegios más suertudos se permiten decir "ambos", mientras que, en muchos otros casos, se debe decidir entre una forma u otra de despedir este período de sus vidas. Sin embargo, esta decisión no es fácil, pues implica meses y meses de acalorados debates en los que, posiblemente, vuelen algunas sillas y cartucheras.
Años atrás, las colaciones eran menos suntuosas y no estaba permitido llevarle hasta a tu "jaryi maleta" y la idea de viajar era casi tan inconcebible como que los padres den la autorización correspondiente. La noche en que los compañeros se despedían y rodaban anchas lágrimas por los rostros de los amigos era elegante, pero no tanto como en la actualidad, pues, muchas veces, este festejo consistía en una reunión en un jardín o tinglado decorado.
Pasa el tiempo y la forma de despedir esta etapa de la vida va cambiando; sin embargo, las ganas de disfrutar con tus compañeros y cosechar lindos recuerdos perduran a través de los años.
Por Belén Cuevas (17 años)