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Andrés Emilio Riveros Sánchez, de 40 años, salía de una consulta médica e iba caminando sobre República Argentina, casi llegando a la intersección con la avenida Eusebio Ayala.
Al pasar frente a una playa de vehículos, uno de los trabajadores del lugar estaba maniobrando un automóvil de una forma extraña, sin sentarse al volante sino desde afuera. En un momento dado, el trabajador perdió el control del coche que estaba maniobrando y este comenzó a ir en una pendiente directamente hacia Andrés.
Pero, en su trayecto, el auto chocó contra el portón de la playa y, en efecto dominó, este portón terminó cayendo con todo su peso sobre el transeúnte.
Andrés refiere que sintió el golpe como si un vehículo le hubiera pasado encima, ya que el portón era de gran tamaño.
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Nadie lo llevó al hospital
A consecuencia del impacto, se le fracturó la costilla y sufrió fuertes golpes en brazos, piernas y prácticamente todo su costado izquierdo.
A pesar de la gravedad del accidente, Andrés cuenta que nadie de la playa de vehículos se ofreció a llevarlo a un hospital. En estado de shock, se sentó un momento en el local y luego pidió un taxi para ir hasta el Hospital de Trauma.
Si bien él se da cuenta de que debería haber ido a hacer la denuncia y exigir ayuda en ese momento, comenta que fue tanto su shock que recién después empezó a reaccionar.
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Maniobra imprudente ocasionó el hecho
Recién este miércoles se acercó a la comisaría jurisdiccional a denunciar el hecho y espera que el responsable del accidente al menos se encargue de reponerle los gastos médicos, ya que fue la maniobra imprudente lo que provocó el choque y posterior caída del portón.
Andrés lamenta que este accidente le cause un lucro cesante, pues debe reposar varias semanas para la curación de su costilla rota y los golpes, lapso durante el cual no podrá trabajar.