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Mauricio Weiler fue detenido el viernes último tras el allanamiento de su residencia ubicada en la calle Prócer Blas Domingo entre Profesor Manuel Amarilla y Sargento Primero Manuel Benítez del barrio Madame Lynch, de Asunción, en el marco de un operativo fiscal policial que buscaba identificar y desbaratar una red que compartía o comerciaba con pornografía infantil.
Tras su arresto, Mauricio Teodoro Weiler Pérez declaró en el Ministerio Público que en el 2020 se separó de su esposa y que desde ese momento su residencia se convirtió en el lugar de reunión de su grupo de amigos, quienes frecuentan su casa con sus notebook’s y celulares, que se conectan al wifi de la vivienda para sus gestiones profesionales y personales. Este dato sumado a que no se encontraron elementos prohibidos en los aparatos incautados de su poder hizo que la Fiscalía ordene rápidamente su libertad.
Al mismo tiempo, otro grupo de agentes allanó un comercio en Ciudad del Este, ya que el IP del lugar fue usado por los pedófilos. Ahora los investigadores debe buscar el o los dispositivos en los que se descargaron las imágenes para poder identificar a los traficantes o “consumidores” de pornografía infantil, en ese lugar.
Mientras que en Pilar, en un operativo similar encabezado por el fiscal Víctor Encina no encontraron al ocupante de la vivienda donde estaba instalado el IP utilizado para las descargas.
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Los datos globales manejados por la Policía
Fuentes de la misma unidad del departamento de Lucha Contra el Cibercrimen dijeron que mensualmente unas 500 personas bajan o comparten esas imágenes en las redes en nuestro país, o eso es que logran detectar, ya que existen sitio en internet donde es casi imposible acceder para los oficiales que periódicamente efectúa la ciberpatrulla para detectar a estos infractores.
Según los oficiales, las grabaciones que son compartidas pueden tener como precio de comercialización entre US$ 300 hasta US$ 500. Sin embargo, en algunos casos pueden llegar a costar hasta US$ 5.000.
Las imágenes o videos se dividen en tres categorías dependiendo de la edad de los niños. La categoría uno incluye a chicos de hasta seis años, la dos corresponde a niños de seis a doce años y la tercera desde doce hasta adultos.
Las más requeridas, y por lo tanto las más caras, son las imágenes de niños de entre uno a seis años, explicaron los intervinientes.