El escandaloso suceso se produjo el sábado último, cuando el fiscal de Narcotráfico Christian José Ortiz Riveros encabezó un allanamiento en el cuartel de la Agrupación Especializada de la Policía Nacional (PN), que funciona al lado de la Penitenciaría Nacional de Tacumbú, en Asunción.
Acompañaron el procedimiento agentes del Departamento Especializado Contra el Narcotráfico y Delitos Conexos, unidad también conocido como Antinarcóticos.
La comitiva actuó con base en un informe de inteligencia que daba cuenta de que en la Agrupación Especializada funciona un esquema de tráfico de drogas manejado por los propios policías que prestan servicios en el lugar y que sería consentido incluso por los responsables del cuartel.
Justamente, tuvieron que autorizar el procedimiento el director de Operaciones Tácticas, comisario general inspector Carlos Bartolomé Acosta Amarilla, y el jefe de la Agrupación Especializada, comisario principal Enrique Martínez Sugasti, según el informe del caso.
Intervinieron el Cuadrilátero
Los intervinientes entraron al sector de Cuadrilátero, que actualmente sirve como base de la compañía de Infantería, donde encontraron dentro de un roperillo una bolsa arpillera en la que había una mochila que a su vez contenía nada menos que nueve panes de marihuana, un pan de cocaína y un pan de crack, así como 800 pastillas de Disomnilan.
Todos los policías de la compañía de Infantería se desentendieron del paquete, pero dijeron que el roperillo era usado últimamente por el suboficial primero Pablo César Franco Torres, de 38 años, quien entonces pasó a ser el principal sospechoso.
Sin embargo, cuando el fiscal Ortiz preguntó por el citado efectivo, le contestaron que coincidentemente ese personal ya había sido trasladado a la Comandancia de la Policía solo dos días antes, es decir, el jueves último, supuestamente por otras inconductas.
El policía Pablo César Franco Torres, finalmente, fue detenido ayer lunes justamente en el edificio de la Comandancia, cuando se presentó para tomar su guardia.
En su declaración indagatoria, el efectivo negó ser el dueño de la droga y alegó que salió trasladado de la Agrupación Especializada dos días antes del hallazgo, por lo que no podría tener responsabilidad en el uso que le dieron a su antiguo roperillo o que le plantaron las evidencias como para tratar de incriminarlo.
Las hipótesis
El fiscal Ortiz dispuso la libertad del policía, al menos de momento, hasta tanto pueda juntar nuevos elementos que ayuden a sostener que dicho suboficial tenía dominio sobre el lote de estupefacientes.

Una arista que también se investiga involucra a los expolicías Lorenzo Ramón Mena Ibarra, quien desde 2014 cumple una condena de 25 años por homicidio, y José Isacio Peralta Martínez, quien desde 2017 cumple una sentencia de 16 años por narcotráfico.
Lorenzo Ramón y José Isacio dirigen las cantinas que funcionan en el sector de Cuadrilátero de la Agrupación Especializada y que desde hace varios meses vienen siendo investigadas por posible venta de drogas a los policías que prestan servicios en esa unidad y a los aspirantes a suboficial que estudian en el lugar, así como a los presos alojados en el cuartel.
Una tercera hipótesis es que la droga confiscada debía ser cruzada a la cárcel de Tacumbú a través del muro perimetral, lo que entonces implicaría que la Agrupación Especializada es un verdadero depósito de estupefacientes.