El escandaloso caso se produjo el viernes de noche (15 de agosto), cuando agentes especiales del Grupo de Investigación Sensible (Gise) de la Senad y militares de la Sub Área de Pacificación 5 (SAP 5) del CODI se desplegaron cerca de una bodega y cancha de piki voley que funcionan en el tramo asfaltado que parte de la Ruta PY03 y llega al centro de la ciudad de Yby Pytá, en el departamento de Canindeyú.
Según los intervinientes, tenían un informe de inteligencia que daba cuenta de que en el lugar estarían Felipe Santiago Acosta Riveros, de 43 años, alias Macho, y/o Nilson David Maylín Haedo, de 29 años, alias Capibara, supuestos líderes de una organización de narcotráfico y sicariato de dicha región.
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Los agentes especiales se colocaron a una distancia prudencial de donde estaban los objetivos a ser detenidos, quienes supuestamente se encontraban escoltados por varios hombres con armas largas.
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Una “fuente humana confiable” les contó a los agentes especiales de la Senad que por lo menos Capibara “arribaría al distrito durante la noche, a bordo de una camioneta Toyota Hilux, color blanco, posiblemente sin matrícula o con placa apócrifa, con fin de reunirse con otras personas en un inmueble situado detrás de la estación de servicios Shell, en la entrada a Yby Pytá”, según el acta de imputación.
“Se señaló además que efectivos policiales vinculados al investigado estarían realizando verificaciones perimetrales, presuntamente para evitar una eventual aprehensión”, advierte el documento.
Agentes fueron abordados por una patrullera policial
Siempre según la información proporcionada por los funcionarios del Estado, en plena vigilancia los agentes especiales de la Senad fueron abordados repentinamente por una patrullera del puesto policial 3 de Yby Pytá.
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Los efectivos policiales de la comisaría local supuestamente prendieron la sirena y la baliza con las cuales alertaron a Macho, Capibara y sus sicarios que estaban cerca y quienes automáticamente desalojaron el lugar.

Como el abordaje de los policías a los agentes especiales parecía ser una maniobra para darle tiempo a los criminales para que huyeran, tuvieron que intervenir también los militares que estaban cerca en carácter de apoyo.
Así, hubo un momento muy tenso en el que los policías tenían rendidos a los agentes especiales y los militares exigían también rendición a los policías, todo según el relato que llegó a la fiscala del caso.
Lograron zafar y fueron tras ellos
Al final, cuando lograron zafar de los policías, los agentes especiales y los militares se dirigieron directamente hacia donde estaban reunidos supuestamente Macho, Capibara y sus hombres.
En ese ínterin, los intervinientes supuestamente vieron que la camioneta Toyota Hilux blanca en la que en teoría estaban Macho y/o Capibara se acercó a un automóvil Toyota y que en ese momento se produjo un trasbordo.
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De todos modos, los agentes de la Senad y los militares del CODI persiguieron la camioneta Toyota Hilux blanca, que luego fue alcanzada y sus dos ocupantes reducidos.
Para sorpresa de todos, se trataba del oficial inspector Guido Vismar Escobar Ávalos, de 35 años, subjefe de la comisaría local, y el suboficial inspector Ángel Ramón Bareiro Gómez, de 35 años, personal de la misma unidad, quienes estaban vestidos de civil pese a que se encontraban de turno. Supuestamente también estaban alcoholizados.
Policías, en una camioneta mau
La camioneta en la que estaban los policías, que en realidad sería de Macho y su grupo, tenía una chapa que le corresponde a un automóvil, según los datos oficiales. Los policías alegaron que usaban ese móvil como depositario judicial.
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“Se presume razonablemente que Guido Vismar Escobar Ávalos y Ángel Ramón Bareiro Gómez habrían actuado en calidad de colaboradores logísticos o facilitadores, prestando apoyo en el ocultamiento y eventual protección del ciudadano Nilson David Maylín Haedo, con quien podrían mantener vínculos aún bajo investigación”, dice la imputación del Ministerio Público.
Ante estos elementos y bajo la sospecha de que los policías se “sacrificaron” por Macho y Capibara, prefiriendo ser detenidos ellos antes que los criminales, la fiscala Inés Estigarribia imputó a ambos uniformados por reducción, asociación criminal, frustración de la persecución y ejecución penal y manipulación de graficaciones técnicas.
Este lunes, el juez Ramón Florentín confirmó la admisión de la imputación y la orden de encarcelamiento contra los policías, quienes deberán ser traídos a la Agrupación Especializada de Asunción.