El criminólogo Juan Martens señaló que la ola de ataques en Pedro Juan Caballero se debe a los cambios que realizó la cúpula policial.
A partir de eso, el pacto silencioso con el crimen organizado de no más sicariato en PJC, de no usar fusiles, solo armas cortas, se quebró y hasta que el gobierno vuelva a negociar esto no va a parar, ya que los criminales ahora tienen la cancha libre, explicó.
“Nosotros llegamos a un punto en Paraguay, y particularmente en Pedro Juan Caballero, en donde el Estado tiene que negociar con autores del crimen organizado para que haya tranquilidad. ¿Cuál era la orden del antiguo director? Nada de fusiles y nada de asesinato en Pedro Juan Caballero".
El 25 de setiembre se le mata a tres paraguayos en un bar, en la línea de frontera, pero ya del lado brasileño, en Ponta Porã. “Unos días después se le mata a otro en Zanja Pytá, del lado de Brasil. Como ciudad es el mismo espacio, pero como territorio político uno es Paraguay y el otro es Brasil.
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Para el profesional, todo esto tiene que ver con este cambio de poder que se está dando en la Policía Nacional y, por otro lado, es la banalidad del crimen.
Como ya está disponible el recurso del sicariato en una ciudad, cualquiera puede recurrir y contratar a un sicario, observó. “Si nos fijamos en los crímenes de los últimos diez días, por un lado, podemos agruparlos con el crimen organizado y, por otro lado, con la banalidad del crimen. Es decir, personas que no están vinculadas al crimen organizado, pero utilizan esos recursos para resolver sus problemas”.
“Lo que se tiene que hacer es profundizar el Estado de derecho. De estos sicariatos que ocurren en Pedro Juan se resolvieron con condena menos del 1 por ciento. Y solo para sicarios, no para los mandantes del crimen organizado”.
“Si el Estado investigara con seriedad, detuviera a los responsables, la gente no mataría tan fácilmente”, concluyó.
