El Senado fue escenario hoy de un intenso cruce verbal entre las senadoras Celeste Amarilla (PLRA) y Lizarella Valiente (ANR, HC), tras las polémicas declaraciones del presidente de la Cámara Alta, Basilio “Bachi” Núñez (ANR, HC), sobre la supuesta corrupción en la Municipalidad de Asunción.
Amarilla cuestionó duramente a Núñez por banalizar la corrupción al referirse irónicamente a que el imputado intendente de Ciudad del Este, Miguel Prieto (Yo Creo), debería “cebarle tereré” a Óscar “Nenecho” Rodríguez. La senadora liberal no escatimó críticas y dijo: “Una municipalidad donde se vendía y traficaba cocaína, en la Codeni —donde se defienden los derechos de los niños— que tanto proclama acá y con justa razón la senadora Lizarella. Ahí se vendía y traficaba cocaína", afirmó.
Se preguntó: ¿Qué más tiene que pasar para ver el nivel de degradación de esa institución?”, lanzó Amarilla.
También acusó al intendente Rodríguez de haber llevado a la Municipalidad de Asunción a un estado de decadencia institucional. Reclamó que se mida con la misma vara a todos los intendentes corruptos, sin importar su afiliación política.
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“Estamos hablando de G. 40 mil millones. Prieto, Hugo Javier (González, ex gobernador de Central y ahora preso) y ”Nenecho" deben devolver lo que tocaron. No podemos minimizarlo como si solo se tratara de cebadores de tereré”, agregó.
Amarilla en tono de ironía dijo: “Que se ceben tereré entre ellos donde corresponde, pero no sin antes devolver la plata que robaron”, sentenció.
Lizarellla responde y dice: “Esto ya es personal”
La senadora Lizarella Valiente, visiblemente molesta, defendió a su esposo, el intendente Rodríguez, y acusó a Amarilla de tener una “obsesión” personal:
“Me menciona 27 veces en dos horas. Esto trasciende la crítica política y ya entra en lo personal. No sé si la obsesión es conmigo o con mi esposo, pero es evidente”, cuestionó la parlamentaria cartista.
Valiente afirmó que lo ocurrido en la Codeni fue un acto de responsabilidad individual, y pidió que las instituciones hagan su trabajo sin politización.