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La intimidad es un aspecto fundamental en las relaciones humanas y, como tal, puede verse afectada por diversas dinámicas de poder y comportamiento, como los “micromachismos”, especialmente en el ámbito de la sexualidad y la vida en pareja.
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¿Qué son los micromachismos?
Los micromachismos son pequeñas acciones y actitudes cotidianas que perpetúan las desigualdades de género de forma sutil y casi imperceptible.
Aunque no son tan evidentes como otras formas de machismo, su impacto a largo plazo puede ser significativo, afectando tanto el bienestar emocional como el equilibrio de poder en las relaciones.
Manifestaciones de micromachismos en la intimidad
En el ámbito de la vida sexual y de pareja, los micromachismos pueden tomar diversas formas.
Una de las manifestaciones más frecuentes es asumir que el hombre debe tomar la iniciativa en las relaciones sexuales o que tiene mayor deseo sexual que la mujer. Estas creencias perpetúan estereotipos que pueden limitar la expresión genuina de la sexualidad de ambos miembros de la pareja.
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Otra forma de micromachismo es no considerar o minimizar las necesidades y deseos de la pareja, lo cual puede traducirse en no preguntar sobre sus preferencias o intereses en el encuentro íntimo, o incluso ignorar las señales de incomodidad o falta de interés.
El uso de bromas o comentarios con carga sexista, incluso en contextos de intimidad, puede ser una forma de micromachismo. Estas actitudes pueden desvalorizar a la pareja o hacerla sentir menospreciada, impactando negativamente en la dinámica de confianza y respeto mutuo.
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Ignorar el placer de la pareja, priorizar el orgasmo masculino y dar por concluido el encuentro sexual una vez que él ha terminado, es un ejemplo también; así como presionar o insistir, hacer sentir culpa o responsabilizar a la pareja por la falta de deseo, en lugar de respetar sus tiempos y emociones.
No usar protección sin consultarlo es otro claro ejemplo de micromachismo. Decidir unilateralmente no usar preservativo o intentar persuadir a la pareja para no hacerlo debería ser un llamado de atención.
Dar por hecho ciertas prácticas: creer que algunas actividades (como el sexo oral de ella hacia él) son obligatorias o más importantes que otras, es un ejemplo de micromachismo.
También deberías prestar atención si tu pareja minimiza el consentimiento verbal. Pensar que, si la pareja no dice “no” explícitamente, significa que está de acuerdo, en lugar de buscar afirmaciones claras y entusiastas.
Por último, juzgar el deseo o la experiencia de la mujer, criticarla si quiere explorar más su sexualidad o si tiene más experiencia, mientras que en el hombre se considera algo positivo, es un ejemplo más de micromachismo.
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¿Cómo abordar los micromachismos en la intimidad?
El primer paso para combatir los micromachismos en la intimidad es la educación y la toma de conciencia.
Reflexionar sobre las propias actitudes y comportamientos en las relaciones de pareja es fundamental. Esto incluye cuestionar los roles de género tradicionales y estar abierto a aprender sobre cómo estos pueden influir en la vida íntima.
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Los micromachismos en la intimidad son una realidad sutil pero perjudicial que puede afectar profundamente las relaciones de pareja. Al fomentar la empatía, la comunicación y el respeto, es posible superar estas barreras y lograr un cambio positivo en la dinámica de la pareja.