Por qué fantaseamos con lo prohibido: la psicología detrás del deseo

Desde la literatura hasta el cine, la idea de buscar lo inalcanzable o transgredir límites tiene un atractivo casi universal. Pero, ¿qué te lleva a fantasear con lo prohibido? Las raíces psicológicas detrás de este deseo te sorprenderán.

Mujer con una venda y una manzana, concepto de deseo.
Mujer con una venda y una manzana, concepto de deseo.Shutterstock

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La atracción de lo prohibido

Uno de los pilares fundamentales que sostiene el deseo hacia lo prohibido es la atracción de lo desconocido. Lo prohibido, por su propia naturaleza, ofrece una puerta a experiencias no vividas y a emociones intensas.

Este fenómeno es respaldado por ciertos principios psicológicos, como la curiosidad y novedad. La mente humana es inherentemente curiosa.

La búsqueda de lo nuevo es un instinto evolutivo que ha promovido nuestra supervivencia. Al explorar lo inexplorado, aprendés y te adaptás. Lo prohibido invita a descubrir sus secretos, ocultando el atractivo de lo novedoso detrás de una fachada de misterio.

Por otro lado, la teoría de la reactancia, postulada por el psicólogo Jack Brehm, sugiere que cuando la libertad de elección de una persona se ve limitada, existe una inclinación natural a desear lo restringido aún más.

Las prohibiciones pueden crear una sensación de pérdida de control, motivándote a restaurar esa autonomía al desear lo que te ha sido negado.

La historia bíblica de Eva y la manzana en el Jardín del Edén es una de las metáforas más conocidas del deseo prohibido. En este relato, Eva es tentada a comer el fruto del árbol del conocimiento, que Dios había prohibido. Esta narrativa encapsula varios elementos del deseo por lo prohibido que se reflejan en la psicología moderna.

El acto de Eva de comer la manzana simboliza la búsqueda de conocimiento y la ruptura de un límite impuesto. Esta acción refleja la naturaleza humana de querer saber más allá de lo permitido, asumiendo riesgos para obtener sabiduría y experiencia. La figura de Eva ilustra cómo el deseo de superar restricciones se ha considerado tanto peligroso como valiente.

Al igual que en la historia de Eva, donde el acto de comer la manzana resulta en la expulsión del Edén, el deseo por lo prohibido lleva implícitas posibles consecuencias negativas. Sin embargo, esta narrativa también posiciona la transgresión como un punto de inicio para el desarrollo humano, sugiriendo que el conocimiento adquirido a través de lo prohibido tiene un valor inherente.

El papel de la psique en el deseo

Más allá de la curiosidad y el desafío a las restricciones, el deseo por lo prohibido también se puede entender a través de conceptos más profundos del psicoanálisis y la psicología social.

Sigmund Freud, figura central del psicoanálisis, describió que parte de nuestra psique, el “Ello”, es el reservorio de deseos y pulsiones primarias.

A menudo, estos deseos están en conflicto con las normas sociales y culturales. La manifestación de estas pulsiones reprimidas puede surgir en la forma de fantasías sobre lo prohibido, donde el Ello busca gratificación inmediata e instintiva.

Por otro lado, las normas sociales son reguladoras del comportamiento, y lo prohibido suele establecerse en su contexto. Sin embargo, violar dichas normas puede ser una forma de autoafirmación y una declaración de independencia individual.

La ruptura de lo convencional puede propiciar una identidad más auténtica para aquellos que buscan emancipación respecto a las expectativas ajenas.

Fantasear con lo prohibido puede tener tanto efectos positivos como negativos. Por un lado, tales deseos pueden estimular la creatividad y la innovación, llevándote a explorar nuevas ideas y fronteras. Por otro lado, perseguir activamente lo prohibido puede traer consecuencias no deseadas y conflictos con el entorno social.

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