“La mayoría de los hombres se sienten más cómodos dominando que entregándose”, escribió Osvaldo González en una publicación que rápidamente se viralizó en Instagram. El psicólogo paraguayo abordó con crudeza y sin filtros una verdad poco dicha: muchos varones viven el sexo desconectados emocionalmente, atrapados en una lógica de dominio y ego.
Según González, hablar de emociones, preguntar qué desea la otra persona o mostrarse vulnerable sigue siendo un tabú entre varones. “Nos enseñaron que sentir es de débiles, que abrirse es peligroso. Entonces, cogemos sin mirar, sin escuchar, sin conectar. Pero una cama sin vulnerabilidad es solo un colchón donde se chocan dos cuerpos vacíos de sentido”.
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La educación sexual que nunca existió
El profesional también apuntó a la falta de una educación sexual integral, algo que considera clave para entender por qué tantos hombres repiten patrones torpes o violentos sin siquiera ser conscientes.
“Nos educamos con mitos, porno y chistes de mal gusto. Nadie nos enseñó sobre consentimiento, deseo femenino, ciclos del placer, clítoris”, señaló. Y fue directo: “Así salimos: inseguros, torpes y muchas veces violentos. Pero eso no es excusa para quedarnos así. Ser buen amante no es un don: es una decisión”.
¿Y si empezamos a hacerlo distinto?
Lejos de culpar, González propone un giro urgente y necesario: dejar el personaje de “macho alfa” y animarse a tener sexo con empatía. “El buen sexo no es una actuación. Es un momento real, compartido, libre. Donde podés ser vos, donde ella puede ser ella, y donde el placer no tiene que ser forzado ni fingido”.
El psicólogo sostiene que la autenticidad en la cama —esa capacidad de mostrarse tal cual uno es— sigue siendo una deuda pendiente para muchos. “Nos reímos o lo decimos en broma, pero no sabemos expresar lo que queremos ni preguntar lo que desea la otra persona. Así, la cama se llena de silencios incómodos y gestos ensayados”.
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El sexo como competencia: otra herencia del machismo
González compara el sexo sano con un baile, no con una guerra de egos. “No se trata de ver quién manda, quién dura más o quién grita más. Se trata de disfrutar juntos. Pero el machismo nos enseñó a competir incluso en la cama”.
En esa misma línea, critica la falta de escucha y cuidado en el contacto físico: “Muchos tocan sin atención, sin cuidado, sin ritmo. Tiran manotazos, aprietan fuerte, se mueven rápido. El cuerpo del otro es un mapa que no se recorre a las apuradas. Necesita tiempo, presencia, ternura”.
Paraguayos en deuda con el placer mutuo
Con una frase lapidaria, González retrató una realidad difícil de digerir: “Los hombres paraguayos cogemos mal. No sabemos, no preguntamos, no escuchamos. Creemos que con meterla ya cumplimos”.Y añade: “Hay una generación entera de mujeres fingiendo placer y cargando frustraciones por varones que nunca aprendieron a hacer el amor”.
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¿Por qué el sexo es así?
El post apunta a una raíz profundamente cultural: una sexualidad entendida como descarga física, no como encuentro. “Nos enseñaron a ver el sexo como un acto físico, no emocional. Como una descarga, no un encuentro. Coger se convirtió en un trámite donde el placer ajeno no importa”.

Del egoísmo al erotismo: un llamado al cambio
Para cerrar, el psicólogo hace una invitación que no busca culpar, sino sacudir. “Este carrusel no es para culparte, es para invitarte a mirar distinto. Si querés ser un mejor amante, vas a tener que dejar el machismo fuera de la habitación”.
El texto, con miles de likes y compartidos, puso palabras a una conversación urgente: la de una sexualidad más libre, empática y real. Porque, como afirma Osvaldo González, “hacer el amor es más que un movimiento pélvico. Requiere sensibilidad, atención y escucha”.