Cuando el cuerpo se vuelve enemigo
Las enfermedades autoinmunes ocurren cuando el sistema inmunológico ataca por error los propios órganos y tejidos del cuerpo. Esto puede provocar una variedad de síntomas: dolor articular, fatiga crónica, lesiones cutáneas y, en muchos casos, interferir en la vida diaria.
Pero una de las consecuencias menos discutidas es el impacto en la sexualidad: cambios hormonales, dolor, fatiga, alteraciones emocionales y efectos de la medicación pueden influir negativamente en la función sexual, el deseo y la intimidad.
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Lupus: más allá de la piel y las articulaciones
El lupus afecta mayoritariamente a mujeres jóvenes. Entre sus síntomas destacan la fatiga intensa, dolor en las articulaciones y erupciones cutáneas. Estos factores pueden hacer que las relaciones sexuales sean incómodas o poco apetecibles.
Artritis reumatoide: relaciones condicionadas por el dolor
La artritis reumatoide también tiene un impacto significativo, especialmente porque afecta las manos, pies y otras articulaciones. El dolor y la rigidez pueden dificultar los movimientos y las posiciones sexuales habituales.

Experiencias de pacientes revelan que el temor a sufrir dolor disminuye el deseo sexual o lleva a evitar el contacto físico.
Adaptar posiciones y horarios puede ser una solución, así como el uso de lubricantes y hablar abiertamente con la pareja sobre los límites y necesidades.
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Medicación y efectos secundarios
Muchos tratamientos para enfermedades autoinmunes incluyen corticosteroides, antimaláricos o inmunosupresores. Estos medicamentos pueden alterar el estado de ánimo, el peso, la piel y hasta generar cambios hormonales que impactan la libido.
Sumado a la propia enfermedad, los efectos secundarios pueden producir cansancio, depresión y disminución del deseo sexual. Por eso, es fundamental que los pacientes comuniquen estos problemas a sus médicos; en muchos casos, se pueden ajustar las dosis o buscar alternativas.
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La carga emocional y el silencio social
La autoestima suele verse afectada en quienes sufren estas enfermedades, tanto por los síntomas físicos como por los cambios de imagen corporal (por ejemplo, caída del cabello, sobrepeso por medicamentos). Esto puede generar inseguridad y evitar buscar intimidad.
A ello se suma la falta de información clara y la ausencia de espacios para hablar del tema, tanto con especialistas como con la propia pareja.
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Estrategias y consejos para mejorar la vida sexual
- Comunicación: hablar abiertamente con la pareja sobre sensaciones, límites y expectativas facilita encontrar soluciones.
- Terapias de pareja o sexualidad: un sexólogo o psicoterapeuta puede ayudar a explorar nuevas formas de intimidad.
- Adaptar las actividades sexuales: buscar posiciones que reduzcan la presión o dolor en articulaciones y priorizar los contactos físicos sin penetración.
- Cuidar la salud emocional: tratar la ansiedad, depresión o baja autoestima es clave.
- Consultar siempre al médico: plantear el tema sexual en la cita médica puede abrir oportunidades de tratamiento y apoyo.
Hacia una visión integral
Hablar de sexualidad en el contexto de enfermedades autoinmunes no es una trivialidad: es una parte fundamental del bienestar y la calidad de vida.
Superar los mitos y el silencio es el primer paso para conseguir una vida sexual plena, incluso en el desafío de convivir con estas patologías. La clave está en la información, el diálogo y el acompañamiento profesional.
Este artículo tiene fines informativos y no sustituye la consulta médica. Ante cualquier duda, consultá con un especialista.