¿Qué son las fisuras vaginales?
Las fisuras vaginales son pequeñas grietas o desgarros en la mucosa que recubre la vagina y el vestíbulo vulvar. Pueden variar en tamaño y profundidad, y en la mayoría de los casos, se presentan como molestias, escozor, ardor e incluso sangrado leve, especialmente durante o después de las relaciones sexuales.
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Principales causas de las fisuras vaginales
Las fisuras vaginales pueden tener múltiples orígenes, entre los que destacan:
1. Sequedad vaginal: una de las causas más frecuentes. Puede estar relacionada con la menopausia, lactancia, consumo de anticonceptivos hormonales, o condiciones médicas como el síndrome de Sjögren.
2. Relaciones sexuales sin suficiente lubricación: la fricción sin la adecuada lubricación favorece la aparición de estos desgarros.
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3. Infecciones vaginales: algunas infecciones, como candidiasis o vaginosis bacteriana, inflaman la mucosa y la hacen más propensa a lesionarse.

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4. Uso de productos irritantes: duchas vaginales, jabones perfumados o productos de higiene íntima agresivos pueden resecar y sensibilizar la zona.
5. Problemas de la piel: enfermedades como el liquen escleroso o el liquen plano genital pueden causar fisuración y sensibilidad aumentada.
¿Por qué afectan más de lo que se dice?
Muchas mujeres que sufren fisuras vaginales no consultan con un profesional de salud. La vergüenza, el desconocimiento o la idea de que se trata de un problema menor hacen que muchas lo enfrenten en silencio.
Sin embargo, estas pequeñas lesiones pueden impactar en la calidad de vida, generar temor a las relaciones sexuales y afectar la autoestima.
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El silencio y la falta de información tienen un impacto directo en el bienestar físico y emocional. Además, la automedicación, la persistencia del problema o el retraso en el diagnóstico pueden agravar la condición.
Tratamiento y recomendaciones

El tratamiento depende de la causa subyacente:
- Lubricantes vaginales: si la sequedad es originaria, utilizar lubricantes hidrosolubles durante la actividad sexual previene nuevas fisuras y ayuda a sanar las existentes.
- Cremas hidratantes vaginales: para la sequedad persistente, especialmente en la menopausia, los hidratantes específicos mejoran la elasticidad del tejido vaginal.
- Tratar infecciones: si hay presencia de infección, el tratamiento debe dirigirse a erradicar el agente causal.
- Evitar irritantes: se recomienda usar jabones neutros y evitar productos perfumados o duchas vaginales.
- Cuidado dermatológico: en enfermedades dermatológicas, el ginecólogo puede indicar cremas específicas (como corticoides tópicos).
En casos recurrentes o cuando no hay mejoría, es importante una evaluación médica exhaustiva para descartar condiciones más graves.
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¿Cuándo consultar al especialista?
Siempre que haya dolor, sangrado inusual, ardor persistente o si las fisuras no mejoran en pocos días, es fundamental acudir al ginecólogo.
El especialista podrá determinar la causa y descartar otras patologías.
Conversar abiertamente sobre la salud íntima es fundamental para el bienestar femenino. Las fisuras vaginales no son un motivo de vergüenza y buscar ayuda médica es el primer paso hacia la recuperación.
Más allá de un problema físico, la información es herramienta clave para derribar mitos y cuidar la salud de la mujer peruana.
Si tenés dudas sobre síntomas o tratamientos, consultá siempre con un profesional de la salud.