Estudio revela cómo los teléfonos han sustituido al cigarrillo tras el sexo

Un estudio reciente revela que solo el 8% de los británicos enciende un cigarrillo tras el sexo, mientras que uno de cada seis recurre a su teléfono móvil, evidenciando un cambio en las rutinas de intimidad en la era digital.

Pareja con celular en la cama.
Pareja con celular en la cama.Shutterstock

Durante décadas, fumar un cigarrillo después del sexo fue una imagen recurrente en la cultura popular. Sin embargo, un reciente estudio refleja un cambio significativo en las costumbres posteriores a la intimidad, mostrando que los teléfonos móviles han ocupado este lugar, aunque tampoco se considere una práctica recomendable.

Un nuevo hábito después de la intimidad

La investigación, realizada por la marca de parches de nicotina Klar junto a la educadora sexual Ruby Rare, encuestó a 2.126 británicos, incluyendo a 1.000 fumadores o exfumadores.

El estudio arroja que solo un 8% de los participantes enciende un cigarrillo después del sexo, mientras que uno de cada seis recurre inmediatamente a su teléfono móvil, según informó Clarín.

Pareja con celular en la cama.
Pareja con celular en la cama.

El hábito de revisar el celular tras el sexo muestra diferencias marcadas según el género: el 13% de los hombres lo hace, frente a solo el 4% de las mujeres que declaran lo mismo.

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Comunicación y desconexión en la cama

El informe también explora la comunicación post-sexo. Apenas el 29% de las parejas afirma conversar frecuentemente en la cama, mientras que un 22% reconoce que rara vez o nunca lo hace. Por otro lado, el 38% de los participantes prefiere dormir tras el encuentro y el 18% se levanta de inmediato para limpiar o poner en orden.

Un dato relevante es que el 44% de los encuestados se siente desconectado al interactuar con su teléfono luego del sexo.

No obstante, el 51% valora que su pareja se quede para mantener una conversación tras la intimidad. En este contexto, la mitad de los consultados manifestó estar dispuesta a abandonar viejas rutinas y buscar una conexión más profunda a través del diálogo y el tiempo compartido sin dispositivos electrónicos.

Preferencias post-sexo

Interrogados acerca de su actividad favorita después del sexo, el 42% de los participantes prefiere “acurrucarse”. Muy por detrás, la conversación ocupa el segundo lugar con un 26%. Las diferencias generacionales también son notables: solo el 20% de la generación Z opta por conversar frente al 32% de los millennials jóvenes.

Pareja cariñosa.
Pareja cariñosa.

Otros aspectos valorados en la intimidad posterior a las relaciones incluyen: disfrutar de la cercanía física (35%), expresar afecto (32%), escuchar música juntos (14%), compartir algo de comer (13%) y realizar ejercicios de respiración en pareja (10%).

Sexo casual: otras reglas, otras costumbres

En el ámbito del sexo casual, los resultados son diferentes. Solo el 22% de los británicos encuestados se queda a conversar con una pareja ocasional tras el sexo. Las diferencias entre hombres y mujeres persisten: el 30% de los hombres permanece después del acto frente al 14% de las mujeres.

Casi la mitad (46%) de quienes mantienen encuentros sexuales casuales se retira inmediatamente, una decisión que, según el estudio, busca evitar la incomodidad emocional. Este hábito es más común entre los hombres (52%) y los fumadores (60%).

La higiene también influye en las decisiones post-sexo: el 40% de los británicos, especialmente el 63% de los millennials más jóvenes, prefiere ducharse tras la relación sexual. Sin embargo, para más de un tercio (38%), este hábito puede afectar la intimidad.

La conexión en la era digital

El estudio refleja un cambio generacional y tecnológico en la manera de interactuar tras una experiencia íntima.

Mientras el teléfono móvil ha reemplazado al cigarrillo como el hábito principal después del sexo, persiste el desafío de fortalecer la comunicación y la conexión genuina entre las parejas sea cual sea su vínculo, en un contexto donde la tecnología y los hábitos individuales tienden a imponerse sobre la interacción personal.

Fuente: Clarín.

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