¿Es reversible la vasectomía? Desmitificando el camino hacia la paternidad

¿Es reversible la vasectomía?
¿Es reversible la vasectomía?Shutterstock

La vasectomía, un método anticonceptivo cada vez más popular, despierta interrogantes sobre su reversibilidad. Con tasas de éxito que varían según múltiples factores, explorar esta opción podría ser clave para muchas parejas que buscan expandir su familia, o no.

La vasectomía es uno de los métodos anticonceptivos más eficaces y seguros para quienes tienen testículos. Su popularidad ha crecido en América Latina y el mundo por ser un procedimiento ambulatorio, de rápida recuperación y con una tasa de fallos muy baja. Pero, junto con su expansión, aumenta también una pregunta común: ¿es reversible?

La respuesta corta es , en muchos casos existe la posibilidad de revertirla. Pero la realidad es más matizada: el éxito depende de factores como el tiempo transcurrido desde la vasectomía, la técnica aplicada en la reversión, la edad y fertilidad de la pareja, y la experiencia del cirujano.

¿Es reversible la vasectomía?
¿Es reversible la vasectomía?

No es una garantía. Y suele implicar costos, tiempos y expectativas que conviene conocer antes de tomar una decisión.

Qué implica una vasectomía

La vasectomía consiste en cortar o bloquear los conductos deferentes para impedir que los espermatozoides se mezclen con el semen.

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No afecta el deseo sexual, la erección ni los niveles de testosterona. Tampoco altera la eyaculación en volumen de forma significativa.

¿Es reversible la vasectomía?
¿Es reversible la vasectomía?

Tras el procedimiento, la anticoncepción no es inmediata: se recomienda confirmar la ausencia de espermatozoides mediante un espermograma semanas después.

A diferencia de la ligadura de trompas, la vasectomía suele ser menos invasiva y con menor tasa de complicaciones. Justamente por su eficacia, los especialistas insisten en considerarla un método permanente y no contar de antemano con una reversión futura.

Cómo se revierte: dos técnicas clave

La reversión de una vasectomía se realiza mediante microcirugía en quirófano. El objetivo es restablecer el flujo de espermatozoides desde el epidídimo hacia la uretra.

Existen dos técnicas principales:

La vasovasostomía reconecta los extremos seccionados del conducto deferente. Es la opción preferida cuando, al abrir el conducto, se observa líquido claro con espermatozoides o indicios de su presencia. Técnicamente, se realiza con suturas muy finas bajo microscopio.

La vasoepididimostomía conecta el conducto deferente directamente al epidídimo, el órgano donde maduran los espermatozoides. Se indica cuando hay obstrucción a nivel del epidídimo, algo más probable cuantos más años hayan pasado desde la vasectomía. Es más compleja que la vasovasostomía y su tasa de embarazo suele ser menor.

En la práctica, la decisión entre una y otra puede tomarse en el quirófano según los hallazgos intraoperatorios. La habilidad y experiencia del cirujano en ambas técnicas es determinante.

Tasas de éxito: patencia no siempre significa embarazo

Los especialistas diferencian dos resultados: la patencia, es decir, la presencia de espermatozoides móviles en el semen tras la cirugía, y el embarazo espontáneo de la pareja.

En centros con experiencia, la patencia luego de una vasovasostomía se informa con frecuencia entre 70% y 90%. La tasa de embarazos es menor, a menudo entre 30% y 60%, y depende también de la fertilidad de la pareja y la edad de la mujer.

Cuanto más tiempo haya pasado desde la vasectomía, más se reducen las probabilidades. Antes de los 5 años, los resultados suelen ser mejores. Entre 5 y 10 años, siguen siendo razonables.

Más allá de 10 a 15 años, aumenta la posibilidad de obstrucciones secundarias y se hacen más comunes las vasoepididimostomías, con tasas de embarazo más bajas. Aun así, existen casos exitosos incluso después de largos intervalos.

Es importante tener en cuenta que el espermograma puede mostrar espermatozoides de forma intermitente y la calidad seminal tarda meses en estabilizarse. Los médicos suelen recomendar controles periódicos durante el primer año posterior a la reversión.

Edad de la pareja y otros factores que influyen

La edad reproductiva de la pareja es un factor decisivo. A partir de los 35 años en mujeres, la fertilidad desciende de manera progresiva, lo que puede reducir la probabilidad de embarazo incluso si la cirugía restablece la presencia de espermatozoides.

Ante esta variable, algunos equipos médicos proponen analizar en paralelo la reserva ovárica y, de ser posible, acortar los tiempos entre la reversión y la búsqueda de embarazo.

Otros elementos que inciden en el pronóstico incluyen el tipo de vasectomía realizada originalmente, la presencia de granulomas espermáticos (que a veces sugieren menor presión retrógrada y mejores chances de patencia), antecedentes de infecciones o traumatismos, y, sobre todo, la pericia del cirujano en microcirugía urológica.

Recuperación, riesgos y expectativas

La reversión suele ser un procedimiento de mayor complejidad y duración que la vasectomía. Requiere anestesia, microscopio quirúrgico y equipo entrenado.

La recuperación implica reposo relativo en los primeros días, uso de suspensorio escrotal, control del dolor y evitar esfuerzos. Como en toda cirugía, existen riesgos de hematomas, infecciones, dolor crónico o reobstrucción con el tiempo.

Los especialistas subrayan la importancia de ajustar expectativas. Aunque la patencia se logre, no todos obtendrán embarazo. Para algunas parejas, una combinación de reversión y apoyo de reproducción asistida puede mejorar las probabilidades, según cada caso.

Alternativas: extracción de espermatozoides e ICSI

Cuando la reversión no es viable, no es deseada o fracasa, hay alternativas.

La extracción de espermatozoides directamente del epidídimo o del testículo (mediante PESA, TESA o TESE, según el protocolo) combinada con fecundación in vitro e inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI) permite lograr embarazos sin reabrir los conductos.

Esta vía evita la cirugía compleja, pero traslada el esfuerzo y costo al ámbito de la reproducción asistida, requiere estimulación ovárica y procedimientos para la pareja, y puede demandar varios ciclos.

La elección entre reversión e ICSI suele considerar la edad de la pareja, el tiempo desde la vasectomía, el deseo de tener más de un hijo (la reversión puede permitir embarazos múltiples en el tiempo sin repetir tratamientos), los costos y la disponibilidad de centros especializados.

Costos y acceso: una brecha que persiste

En muchos países de la región, la vasectomía está disponible de manera gratuita o con cobertura amplia en sistemas públicos y seguros. No ocurre lo mismo con la reversión, que frecuentemente se cataloga como procedimiento no prioritario o de fertilidad electiva.

Los costos varían ampliamente según el país y el tipo de institución, y pueden incluir honorarios elevados por la microcirugía y el uso de quirófano.

Mitos frecuentes

Pese a su difusión, persisten ideas erróneas. La vasectomía no reduce la testosterona, no causa impotencia ni disminuye el deseo sexual.

Tampoco es un método que pueda “probarse” sin consecuencias: aunque la reversión es posible, debe asumirse que la vasectomía es permanente.

La decisión ideal se toma con asesoramiento previo, considerando la etapa de vida, los planes reproductivos y las alternativas disponibles como el congelamiento de esperma antes del procedimiento.

Qué considerar antes de decidir

Quienes evalúan revertir una vasectomía suelen beneficiarse de una consulta con urología, un análisis seminal previo si hubo intentos de reversión, estudios de fertilidad de la pareja y una discusión franca sobre probabilidades, tiempos y costos.

Pedir referencias sobre la experiencia del cirujano en microcirugía y tasas de éxito del centro ayuda a orientar expectativas.

Para otras personas, la vía de reproducción asistida puede ofrecer una chance más rápida o eficiente, especialmente cuando hay factores femeninos de fertilidad o han pasado muchos años desde la vasectomía.

Recordá que, si bien la reversión de una vasectomía es posible y, en manos experimentadas, puede restaurar la fertilidad en una proporción significativa de casos, no es, sin embargo, una garantía.