Paraguay era uno de los amigos más confiables de Estados Unidos durante la dictadura de Alfredo Stroessner (1954/89) hasta que el gobierno de John F. Kennedy presionó a través de la Alianza para el Progreso a favor de una apertura política de todos los países dictatoriales, como el nuestro. Esto fue frenado por la siguiente administración de Lyndon Johnson que se sintió gratificado por el apoyo efectivo de Paraguay a la intervención estadounidense en República Dominicana.
El abogado Manuel Riera reflexionó sobre el peligro que representa para la democracia paraguaya la “tiranía de las mayorías” y la falta de voces disidentes fuertes y diálogo político en el contexto de un “monólogo” de un solo sector en el poder político.
Como si no fuera suficientemente funesto reivindicar al dictador Alfredo Stroessner, cuyo nacimiento unos rancios nostálgicos recuerdan hoy como “fecha feliz”, pisoteando la memoria de muertos y desaparecidos, estos además intentan emular su nefastas formas, apeligrando la democracia.
Cuánto lo extrañamos, migeneralestrone, hoy, en su fecha feliz y en este tiempo en que los malos paraguayos y estos periodistas vendepatria, mercenarios de la pluma, legionarios de alma negra, atacan al partido sin piedad, insultan a sus prohombres y a sus promujeres y no nos dejan delinq… trabajar (digo bien) por la patria. Inspírenos, migeneral, para cerrar, como lo hizo usted, el pasquín de la calle Yegros.
Esta mañana, frente a la oficina 108 de la Cámara de Diputados, amaneció un bulto del tamaño de una persona envuelto en bolsa negra, rodeado de papeles que hacían recordar la nefasta dictadura de Alfredo Stroessner, cuyas prácticas -pese a haber pasado 35 años- siguen más frescas que nunca de la mano sobre todo del cartismo en el Gobierno. La iniciativa fue del diputado Raúl Benítez (independiente), repudiando al régimen y con un claro mensaje: “Fecha feliz nunca más”.