Se temía que el Hospital General de Coronel Oviedo, a ser inaugurado a fines de febrero, vierta sus aguas servidas en el río Tebicuarymí para contaminarlo aún más y, por ende, poner en grave riesgo la salud de los pobladores locales, así como la de los de Villarrica, que en consecuencia han tenido la plausible iniciativa de movilizarse en defensa propia. Resulta que, según el vicepresidente de la República, Pedro Alliana, aún no han concluido las “adecuaciones necesarias” en la planta “modelo” de tratamiento que la Essap tiene en Coronel Oviedo. Evidentemente que ni al Ministerio de Salud Pública ni al Mades se les ocurrió que algo había que hacer con las futuras aguas residuales del nosocomio, así que el año pasado acordaron con el MOPC construir para el efecto ¡una cañería de quince kilómetros hasta el río Tebicuarymí!, para conducir residuos al parecer sin pasar previamente por una planta de tratamiento. Por de pronto, esta obra de emergencia ha sido paralizada gracias a la reacción ciudadana.