4 de septiembre de 2025
Ante el progreso de los sistemas tecnológicos involucrados dentro del ecosistema económico, se torna indispensable comprender lo estratégico de los datos, pues bien, en las diversas administraciones tributarias, societarias, entre otras, hemos de justipreciar el alcance del Big Data para efectivizar los extremos de control y debida diligencia. En tal efecto, se comprende por Big Data a aquel análisis de datos bajo soporte de avances especializados para la proyección de las empresas e incluso para el mejoramiento de la administración pública.
La era digital trae oportunidades para potenciar el desarrollo, la productividad y la competitividad del sector productivo. El desafío está en definir con claridad la estrategia, el plan, las herramientas digitales y su adopción, en una cultura preparada para transformar procesos.
Lo que hoy se nos vende como un adelanto tecnológico y cultural no es más que el saqueo de nuestra memoria por intermediarios tecnológicos que rastrean nuestros datos y nos presentan la repetición de nuestro propio pasado como un anticipo de nuestros deseos y necesidades.
Los macrodatos son el nuevo petróleo. La inteligencia artificial (IA) es la nueva electricidad. Al igual que en los primeros días de la electricidad, nadie sabe muy bien qué hacer con la IA, pero todo el mundo está invirtiendo en ella e imaginando cómo puede cambiar nuestras vidas. Pero incluso si la IA se convierte en la fuerza de cambio que se predice, puede que no todo sea ideal.