5 de mayo de 2025
Con una matriz casi 100% renovable y tarifas eléctricas ultracompetitivas, Paraguay se presenta como un actor energético privilegiado en Sudamérica. Sin embargo, los desafíos de la infraestructura, el cambio climático y la creciente demanda obligan a repensar el modelo de generación, diversificar la matriz y traducir la abundancia energética en desarrollo económico concreto.
El consumo acumulado de energía eléctrica en nuestro país aumentó 5,8% en 2021, según informó el presidente de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE), Ing. Félix Sosa, en respuesta a un breve cuestionario que le remitió ABC en los últimos días de ese año.
Ya habíamos estudiado que las pirámides tróficas son formas gráficas de representar la energía o biomasa acumulada en un nivel trófico, o bien, el número de individuos que forman parte de él. Según el parámetro que se considere existen tres tipos de pirámides.
La oferta total de energía en nuestro país cayó 5,9% en 2020 respecto al 2019, informa el Viceministerio de Minas y Energía en el Balance Energético Nacional (BEN) que subió a su página web esta semana. En la vereda de enfrente, la del consumo final de energía, apunta que mermó 3,8%. El Producto Interno Bruto (PIB) del país en ese ejercicio tuvo una contracción del 0,6%, según el BCP.
Que el mayor productor del planeta de energía limpia y renovable, tal como acostumbran propagandizar hasta los jefes de turno del Estado paraguayo, inclusive en foros internacionales, registre en su esquema de uso final de energéticos apenas el 19% como territorio de la hidroelectricidad confirma el carácter contradictorio de nuestro presente.