7 de septiembre de 2025
La desigualdad en América Latina y el Caribe (ALC) no solo se reduce a la concentración del ingreso (parte de todo el dinero que gana un país que se queda en manos de un pequeño grupo de la población. Oxfam): también incluye una distribución dispar de la riqueza y sistemas fiscales regresivos. A nivel regional, se ha denunciado que los más ricos contribuyen proporcionalmente menos en impuestos, lo que exacerba la falta de recursos para políticas redistributivas.
En el marco del Foro Económico Internacional que se lleva a cabo en Panamá, expertos de diferentes organizaciones debaten sobre los desafíos para las economías de América Latina, para elevar su crecimiento. En su intervención, José Manuel Salazar – Xirinachs, secretario ejecutivo de Cepal, identificó tres trampas que juegan en contra del desarrollo en la región.
La seguridad social en América Latina enfrenta un desafío estructural que afecta a millones de trabajadores. Más de la mitad de la fuerza de trabajo en 17 países de la región carece de cobertura efectiva en los sistemas de pensiones. A pesar de la expansión de la formalización laboral en ciertos sectores, el acceso a los beneficios previsionales sigue siendo limitado, lo que plantea un problema a largo plazo para la seguridad económica de la población envejecida.
De acuerdo con un análisis de CEPAL, más del 50% del servicio de la deuda está denominado en moneda extranjera, exponiendo a los países a riesgos cambiarios. Este escenario podría hacer que la depreciación de la moneda local frente al dólar incrementara el costo financiero de la deuda, misma vulnerabilidad externa que podría darse en economías dolarizadas como Ecuador, El Salvador y Panamá. En el caso de Paraguay, del total del servicio de la deuda acumulada 2024-2028, unos US$ 5.000 millones, el 48% se encuentra en moneda local y el 52% en dólares.
En Latinoamérica, niñas, niños y adolescentes fueron una de las poblaciones más afectadas por la crisis social provocada por la pandemia. En efecto, estimaciones dieron cuenta de que la pobreza en la región había alcanzado al 51,3% de esta población. Si bien en 2022 llegaba al 42,5% de este grupo, la incidencia era considerablemente mayor que la de los demás segmentos poblacionales y casi triplicaba la de la pobreza en personas de 65 años y más, reveló el nuevo informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).