2 de abril de 2025
Tres días de pacíficas manifestaciones ciudadanas han evidenciado un divorcio entre gobernantes y gobernados que, si no fuera subsanado mediante una clara reorientación de las políticas públicas y de las conductas de sus responsables, podría llevar a una situación tanto o más crítica como la causada a inicios de 2017 por el intento de violar la ley suprema en aras de una reelección presidencial. A propósito, el senador Basilio Núñez (ANR, cartista) cree desde ya que Santiago Peña debería ser reelecto porque “estamos mejor”, dando como ejemplo –horas antes de que ocho criminales se fugasen de la cárcel de máxima seguridad de Minga Guazú– que la Penitenciaría Nacional de Tacumbú fue recuperada de manos del Clan Rotela. Dada la notoria autocomplacencia del cartismo, es de temer que pretenda repetir aquella triste historia dándole un final distinto, buscando no fracasar esta vez, en vez de hacer una autocrítica al influjo de las protestas y los reclamos de la gente.
SAN IGNACIO. El administrador diocesano de las diócesis de Misiones y Ñeembucú, presbítero Pedro Maidana, manifestó que en este país se han perdido muchos valores; duelen las consecuencias de la injusticia, la corrupción y la ineficacia de las instituciones. La gente se moviliza y se hace sentir porque quiere un país mejor, indicó.
En el marco de las protestas nacionales, esta tarde y noche se llevará a cabo la marcha opositora “Unidos x Paraguay” convocada por los partidos políticos de oposición en repudio a la “mafia”, la corrupción, la manipulación de la justicia y los abusos del oficialismo.
Representantes de más de 95 organizaciones sociales alzaron ayer su voz de protesta en Asunción y diferentes puntos del país para repudiar los numerosos actos de corrupción, negociados e impunidad en el Gobierno cartista de Santiago Peña. Fue en el primer día de movilizaciones. Esta tarde protesta la oposición política y mañana la Federación Nacional Campesina (FNC).
Cambia, todo cambia, dice la canción. Pero en Paraguay, a lo largo de estos años, muchas cosas siguen igual, al menos en lo que hace a la administración política del país.
El escándalo que nuevamente sacude a la Justicia paraguaya con el caso conocido como “la mafia de los pagarés” demuestra que el crimen organizado no solo se dedica al narcotráfico, el sicariato, al lavado de dinero o a los crímenes transnacionales. También está instalado en la justicia paraguaya, en el mostrador de algún juez, en el maletín de algún actuario judicial y en los bolsillos del saco color gris oscuro que pasea por los tribunales. A la vista de todos, y estrechando las manos de personas humildes que acuden confiados en que Astrea podrá devolverles la paz. Algunos casos conmocionaron al Poder Judicial y al Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, como el del extinto senador Óscar González Daher, y más recientemente el de los chats filtrados del fallecido diputado Eulalio “Lalo” Gomes. No obstante, cuesta recordar otro momento en la historia reciente en que se hayan producido imputaciones a mansalva como las que se dieron en el caso de la “mafia de los pagarés”.