3 de mayo de 2025
Una comitiva técnica eliminó 63 bidones de ácido sulfúrico incautados en 2009 y almacenados en la Fiscalía. La sustancia, clave en la producción de drogas ilícitas, fue destruida en Chaco’i como parte de un operativo que busca vaciar los depósitos de precursores químicos utilizados por el crimen organizado.
La transformación del crimen organizado, que se nutre de la digitalización y ahora de la inteligencia artificial (IA), según confirma el reciente informe de la Europol, es un llamado de atención que no solo debe preocupar a los europeos sino también a nuestra región. Además de los delitos “tradicionales” de la empresa criminal transnacional, se agregan los digitales con consecuencias geopolíticas difíciles de contrarrestar, especialmente en nuestro país.
El pasado 20 de enero, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, clasificó como organizaciones terroristas a carteles mexicanos y a grupos criminales como el Tren de Aragua o a la pandilla salvadoreña MS-13.
José Alberto Alderete rechaza las acusaciones del diputado Santiago Benítez, quien lo vinculó con estructuras criminales y supuestas solicitudes de dinero para campañas políticas, según un comunicado pulicado por el abogado Pedro Ovelar. Alderete calificó los señalamientos como falsos y temerarios, y advierte que tomará acciones legales en el ámbito civil y penal, a pesar de que la Constitución Nacional no las permita. Mientras tanto, un equipo legal ya recopila información publicada en distintos medios para sustentar la denuncia, indicó el letrado.
Los sucesivos Gobiernos se han estado jactando de los volúmenes de droga que decomisan, algunos de tamaño considerable, independientemente de las enormes cantidades que se incautan en puertos europeos, originados en nuestro país. Pero esos “éxitos” que se atribuyen las autoridades, que cada vez son mayores, tiene su contracara: las impresionantes cifras que se dan a conocer –como esos más de 14.000 kilos de marihuana decomisados en estos días en Saltos de Guairá y 285 kilos de cocaína en Ciudad del Este– permiten suponer que el narcotráfico está floreciente en nuestro país, que la producción no tiene pausas en el caso de la marihuana, y que la cocaína o los precursores para su fabricación ingresan sin problemas por nuestras fronteras. Y bien, a ello puede agregarse que no todo tiene destino exterior, ya que el consumo ha crecido enormemente, en Asunción y en el interior del país, a juzgar por la proliferación de la delincuencia relacionada con la drogadicción. En resumen: Paraguay ya no solo es país de tránsito de la droga, sino de consumo.