2 de abril de 2025
Un par de días atrás, recordábamos aquel aciago 22 de marzo de 1984. Ese día, a través de una escueta resolución del Ministerio del Interior se ordenaba el cierre de actividades del diario ABC. Una orden arbitraria que no sorprendió demasiado, porque se veía venir en un momento en que la dictadura ya estaba lejos de su apogeo, por lo menos en lo que hacía al mando efectivo de Stroessner.
Una de las pocas herramientas que tiene la ciudadanía, pero que, bien utilizada, es poderosa, es el reclamo público como medio de elevar las inquietudes y necesidades al debate público. A través de dar relevancia a ciertos temas, se genera una presión que obliga a los actores políticos de turno a tomar decisiones.
De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en su informe Construir Sociedades Democráticas Fuertes, publicado en 2024, la democracia y la igualdad de género están interrelacionadas y se influyen mutuamente. Sin democracia, el progreso hacia la igualdad de género se ve obstaculizado. A su vez, sin igualdad de género, las democracias no podrán fortalecerse. Mientras las mujeres, que representan la mitad de la población mundial, no participen plenamente en los procesos de decisión política y social, será difícil proporcionar un acceso equitativo a oportunidades y recursos.
De acuerdo a Latinobarómetro 2024: Chile y Bolivia, los pesimistas de la región. República Dominicana, Panamá y Paraguay, las naciones más optimistas; mientras que Ecuador y Perú están entre los países más violentos.
Desde los inicios de la humanidad, los valores han estado presentes, porque el ser humano siempre le ha dado valor a las cosas.
De acuerdo con su significado original, democracia quiere decir gobierno del pueblo por el pueblo.