4 de noviembre de 2025

La inhibición sexual adquirida, un fenómeno complejo moldeado por experiencias y contextos culturales, revela cómo vivencias de vergüenza y dolor pueden sofocar el deseo. Entender este proceso es crucial para reconstruir la conexión entre sexualidad y bienestar.

El deseo sexual no siempre aparece de forma espontánea, y eso no significa que algo esté mal. El deseo responsivo, validado por la ciencia, ofrece una nueva mirada sobre cómo funciona el deseo en muchas personas y puede ser clave para revitalizar la intimidad en pareja.

El dolor crónico, la fatiga y la hipersensibilidad de la fibromialgia pueden alterar profundamente la vida sexual. Sin embargo, con estrategias adecuadas, es posible reconectar con el deseo y disfrutar del sexo sin que duela.

A partir de los 40 años, muchos hombres comienzan a notar cambios físicos y emocionales que no siempre saben cómo explicar. Menor deseo sexual, fatiga constante, mal humor o dificultad para mantener una erección pueden ser señales de un fenómeno poco hablado pero real: la andropausia.

La sexualidad humana es diversa y compleja, manifestándose de maneras únicas y personales que van más allá del marco tradicional. En este contexto, términos como demisexualidad y grisexualidad han emergido para describir formas específicas de experimentar el deseo sexual. ¿Qué significan?

Imaginá que, después de meses de lucha interna, por fin decidís cuidar tu salud mental y tu médico te receta antidepresivos. Comenzás a sentirte un poco mejor, más estable, más vos. Pero de repente algo cambia: tu deseo sexual se esfuma sin previo aviso. ¿Te suena familiar? No estás solo.