Empezamos un nuevo año con esperanzas renovadas y muchos deseos de construir un Paraguay de oportunidades, de igualdad real, de salud y educación de excelencia, de justicia social, de vida digna y de menor corrupción estatal. Para ello debemos tener fresca la memoria de todo lo que pasamos durante el 2024. Un año caracterizado por la desvergüenza parlamentaria que día tras día traspasaba nuevos límites de asombro y decepción. Recordemos los escándalos por contratos y nombramientos inmerecidos de personas que no cumplían más que con “el requisito” de ser amigos, parientes o parejas sentimentales de senadores y diputados. Sumado a estos vergonzosos contratos y nombramientos sin concurso y con abultados salarios por el simple hecho de ser hijos de “nuestros representantes” electos, también fuimos testigos del despilfarro estatal del dinero público en viajes innecesarios, entre otros despilfarros.
El Senado de la Nación tiene un “jefe de trámites de Gestiones de Análisis Laboratoriales”. El funcionario Antonio Salvador Pereira cobra G. 14.500.000 por gestionar las visaciones cuando los funcionarios necesitan realizarse estudios médicos. Esta función aparentemente innecesaria se suma al “carnaval” de cargos en el Congreso.
El caso de Carlos Optaciano Arrúa Arévalos, director de Impresión y Encuadernación de la Cámara de Senadores –que se hizo público ayer–, permitió conocer más despilfarros que existen en el Congreso Nacional por los llamativos cargos asignados. La directora de Talento Humano del Congreso, Norma Cardozo, argumenta los altos salarios asignados.
La “Honorable” Cámara de Senadores tiene 837 funcionarios y contratados, dependientes de nada menos que 21 directores generales, 185 directores y 157 jefes, que ganan entre 11 y 35 millones de guaraníes mensuales. Entre otras barbaridades, la Dirección de Ceremonial y Protocolo cuenta con ¡una directora para las visitas nacionales y otra para las internacionales!, en tanto que numerosos senadores –entre ellos, también opositores– gozan de los “servicios personales” de contratados. Como la situación no sería muy distinta en la Cámara Baja, puede concluirse que los parlamentarios derrochan a manos llenas el dinero de los contribuyentes, en beneficio propio y en el de sus parientes, amigos y correligionarios.
El caso de Carlos Optaciano Arrúa Arévalos, director de Impresión y Encuadernación de la Cámara de Senadores –que se hizo público ayer–, permitió conocer más despilfarros que existen en el Congreso Nacional por los llamativos cargos asignados. Arrúa Arévalos, quien según expresó a través de la 1080 AM se encarga de la “impresión de boletines”, tiene una remuneración mensual de G. 20.837.700.
La Contraloría General de la República (CGR) solicitó a Senepa informes sobre la compra de insecticidas. Según las denuncias, esta última institución realizó una mala administración del químico adquirido, que generó un perjuicio de alrededor de G. 1.700.000.000.