26 de junio de 2025
El fascinante humor negro de la aplaudida comedia «No somos nada», escrita y dirigida por Hugo Luis Robles, que sube esta noche a escena en su función de despedida, inspira al maestro Agustín Núñez un importante ensayo cuya introducción publicamos hoy y cuya segunda y última parte aparecerá el próximo domingo.
Este diario –fundado en 1967– fue clausurado arbitrariamente por la dictadura de Stroessner entre 1984 y 1989, su director –a cuya vivienda fue arrojada una bomba mal explotada– fue encarcelado dos veces, sus principales periodistas fueron enviados a prisión y otros desterrados. Su circulación fue retenida, durante meses, todos los días hasta que los lectores perdieran interés en adquirirlo por la avanzada hora en que liberaban a los vehículos repartidores.
El 22 de marzo de 1984, la dictadura, con el aplauso previo de la Junta de Gobierno de la ANR, decidió “suspender por tiempo indeterminado la impresión y distribución del diario ABC Color”, cuyo director, Aldo Zuccolillo, se hallaba recluido e incomunicado “por orden superior”. Nuestro diario reapareció una vez derrocada la dictadura un día como hoy de 1989, precisamente en el quinto aniversario del cierre, para seguir bregando por la libertad y la justicia, manteniendo siempre su “fe en la patria”. Esos nobles ideales deben ser defendidos cada día frente a los embates de la arbitrariedad a la que son tan propensos quienes confunden el Gobierno con el ejercicio del poder desnudo. La intolerancia aún arraigada hoy más que nunca, exige velar de continuo por la defensa del sistema democrático y de las instituciones republicanas del Estado de Derecho, en el que también los gobernantes están sometidos a la ley.
Katia Filártiga denuncia que un grupo de abogados intenta apropiarse de la millonaria indemnización por el asesinato de su hermano “Joelito” a manos de la dictadura stronista. Ante esta situación, acampa frente al Palacio de Justicia, acompañada por activistas de derechos humanos, exigiendo justicia y alertando sobre irregularidades en el proceso.
Un grupo de ciudadanos se autoconvocó para demostrar su apoyo a la idea de mantener la identidad de la Plaza de los Desaparecidos, al costado del Palacio de López. Asimismo, rechazan el cambio de nombre a la “Plaza Navidad”, impulsada por la primera dama. Los manifestantes destacaron la importancia de preservar la memoria histórica y honrar a las víctimas de la dictadura stronista.