13 de julio de 2025
Un reciente estudio reveló que las actividades que se realizan al margen de las normas, en nuestro país representan actualmente el 35% del producto interno bruto (PIB), una cantidad de dinero que equivale a todo lo que gasta el Estado en un año. El tamaño de la “economía en las sombras” se mantiene con escasas variaciones, pese al paso de los años, y los expertos instan a analizar las oportunidades que se pierden y los riesgos que se asumen cuando se opera en la informalidad.
El volumen de la economía en negro se incrementó de 45,9% a 47,1% del Producto Interno Bruto (PIB) en el último año, principalmente por el impacto del contrabando desde la Argentina. El monto que se movilizó en la informalidad y la ilegalidad orilló los US$ 23.595 millones en 2023.
Una encuesta realizada por la Fundación Pro Desarrollo Paraguay revela que todavía hay demasiadas barreras para la formalidad, por lo que resulta difícil reducir la brecha entre la economía subterránea y la formal. Tanto los asalariados como cuentapropistas tienen como primera opción de financiamiento a los prestamistas o usureros.
Una encuesta realizada por la Fundación Pro Desarrollo Paraguay revela que todavía hay demasiadas barreras para la formalidad, por lo que resulta difícil reducir la brecha entre la economía subterránea y la formal. Tanto los asalariados como cuentapropistas tienen como primera opción de financiamiento a los prestamistas o usureros.
Un reciente estudio de la consultora Pro Desarrollo Paraguay confirma el incremento de la actividad informal en nuestro país, que en el 2022 movilizó US$ 22.019 millones y representa casi el doble de recursos del Presupuesto Público. Consumidores se rebuscaron por opciones ante la elevada inflación local, lo que fomentó el contrabando y potenció el trabajo informal.
Quizás sin mucha sorpresa para algunos, quizás como algo ya habitual para otros y de seguro para una gran mayoría pasó desapercibido el operativo realizado por la SENAD, el Ministerio Público y la Policía Nacional que desarticuló una poderosa banda delictiva dedicada al narcotráfico. No fue en la “lejana” Pedro Juan Caballero, ni en Ponta Pora, su gemela brasileña. Sino que “apeté”, en el Departamento de Cordillera, ciudad de Eusebio Ayala hasta este fin de semana conocida por sus deliciosas chipas y por haber sido la cuna de uno de los hombres más ilustres de la nación.