Según datos oficiales que se desprenden del último censo 2022 realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 28,3% de los hogares en Paraguay presenta alguna Necesidad Básica Insatisfecha (NBI). Si bien hubo avances respecto a censos anteriores, todavía hay grandes desafíos para el acceso a una mejor calidad de los servicios esenciales.
La informalidad es un fenómeno profundamente arraigado en el mercado laboral de Paraguay y reducirla representa uno de los más importantes desafíos tanto para la economía como para la cohesión social del país.
El crecimiento de la economía paraguaya no se ha traducido necesariamente en una mejora uniforme de las condiciones laborales ni en una reducción de la desigualdad para todos los sectores. El mercado laboral sigue siendo altamente informal, con un gran número de trabajadores que no cuentan con protecciones laborales ni acceso a beneficios de seguridad social. La disparidad en los ingresos por profesión y género es un reflejo de esta estructura económica.
El ingreso mensual promedio de la población ocupada en Paraguay se caracteriza por una marcada disparidad del 21,3% entre lo que percibe un hombre y una mujer que forman parte del mercado laboral.
Las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) son unidades económicas que son catalogadas como tales de acuerdo con la cantidad de empleados y facturación. Así, las microempresas están formadas hasta por un máximo de 10 personas, en la que el propietario trabaja, personalmente, él o integrantes de su familia y cuya facturación anual sea de hasta G. 646.045.491. Se considera una pequeña empresa cuando su facturación alcance G. 3.230.227.453 y ocupe a un máximo de 30 trabajadores, mientras que las medianas deben llegar a ventas por G. 7.752.545.886 y emplear hasta a 50 trabajadores.
De acuerdo con los resultados de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), al tercer trimestre del año se observó que los sectores de industrias y servicios fueron los más activos en la generación de empleos en comparación a un año atrás.