8 de octubre de 2025
Cada 1 de agosto, miles de personas en Sudamérica se detienen para rendir tributo a la Pachamama, la Madre Tierra. Pero, ¿qué significa realmente honrarla? ¿Es solo un ritual simbólico o una práctica con raíces profundas que todavía guía la vida de muchas comunidades? Desde los Andes hasta el Chaco, los pueblos originarios mantienen viva una de las tradiciones más antiguas del continente.
En la tradición folclórica paraguaya agosto es un mes aciago, hay que cuidarse de no morir, de dejarse matar. Se atribuye la razón de los nervios y el malhumor al tiempo seco y ventoso de la época previa a la primavera. Se dice que la sangre está más espesa y para mejorar la circulación se consume “carrulim” (fuerte compuesto de caña, ruda y limón) a modo de prevención. Esta costumbre continúa prendiendo hondamente en el sector popular y está bien que así sea. Pero es época propicia no solo para cuidarnos de los demás sino también para cuidar a los otros de nosotros. La autocrítica es un examen pendiente para la mayoría. En los post y comentarios de las redes puede verse con frecuencia cómo el lector toma las críticas o consejos y los aplica al vecino, no a él. Somos rápidos para culpar y lentos para revisar, ajustar o actualizar nuestros mecanismos de superación personal. Incluso hoy día la agresión se confunde con la capacidad o valentía para decir lo que se siente. Quien se reconoce antes de levantarse cada día, sabe que no se puede entrar al mundo diario con un enfado contra todo/s. Amansar a la bestia que llevamos dentro es posible, hay métodos, terapias, alimentos. Diferenciemos qué significa tener carácter y personalidad de las enfermedades emocionales u otras graves que, ciertamente en agosto y los demás meses del año, se activan al más mínimo roce. El sistema actual de relacionamiento, las políticas vigentes hacen aún más alterable el estado psicológico de las personas. Si la vida familiar nunca fue fácil, menos lo será fuera de sus murallas. Mustafá Kemal, el estadista turco, tenía una frase sencilla y completa: “Paz en el hogar, paz en el mundo”, tratemos de que así sea.