En este nuevo aniversario de la Paz del Chaco, que puso fin a una guerra que salvó a la patria de la mutilación y la deshonra, al decir del general José Félix Estigarribia, comandante en jefe del ejército en campaña, es oportuno preguntarse si la “paz” que hoy reina en el país es aquella con la que soñaban nuestros gloriosos combatientes. Claro que no se está librando una lucha armada interna, como la que muchas más de una vez asolaron al país: las actividades criminales de la mafia y de la banda que responde a las siglas EPP, están muy lejos de conllevar una suerte de guerra civil. Pero si la paz significa también una relación armónica, con seguridad, resulta indudable que aún es necesario hacer realidad el noble lema de “Paz y Justicia”, inscrito en uno de los escudos nacionales. Lamentablemente, nuestros gobernantes han venido tolerando todo tipo de tropelías, para ellos mismos y sus grupos, con tal de mantenerse en el poder, porque la ambición malsana ha reemplazado al patriotismo.
Cuando parece que todo anda mal, que la moral del país anda por el suelo ante tanta corrupción, es bueno posar la vista en los ejemplos que nos guíen en estos momentos tormentosos. Hay muchos modelos, sin duda. Hoy elegí a Elvio Romero, el más universal de los poetas paraguayos.
“¡Arriba la bandera!” se denomina la campaña que busca fomentar el patriotismo y el uso de la tricolor para solemnizar la celebración por los 207 años de independencia nacional. Invitan a embanderar todas las instituciones, empresas y domicilios particulares. A la ciudadanía se pide portar la escarapela en el pecho.
El experto chileno Guillermo Thenoux, de vasta y reconocidísima trayectoria, profesor de ingeniería en la Pontificia Universidad Católica, recorrió rutas y obras públicas en Paraguay, consideró que no están a la altura de lo que se merece el país e identificó lo que les falta: “patriotismo”. La foto es solo un ejemplo. La ruta Paraguarí-Villarrica, construida por Isacio Vallejos y Julio Mendoza Yampey, inaugurada hace menos de diez años.
El movimiento independentista catalán ha puesto una vez más sobre el tapete el resurgimiento de unos nacionalismos radicales, en mi opinión, cada vez más necios y menos compatibles con la imparable tendencia integracionista que la globalización ha impuesto al mundo actual.
“Muero por mi patria” es una expresión que quedó inmortalizada por el Mcal. Francisco Solano López segundos antes de ser ultimado por los brasileños. Para muchas personas, el valor de este héroe nacional es una gran muestra de patriotismo y un ejemplo de amor a la nación. Hoy en día, no hace falta que sacrifiquemos la vida por nuestro país en una guerra; nosotros podemos ser patriotas no solo cantando el Himno, sino ayudando a que el Paraguay crezca cada vez más.