22 de diciembre de 2025

En las películas navideñas, el clímax suele llegar bajo una rama de muérdago: dos personas, una música suave de fondo y un beso destinado a cambiarlo todo. En la vida real, las fiestas de fin de año se parecen menos a una comedia romántica y más a un cóctel intenso de alcohol, presión social, deseos, expectativas… y, cada vez más, conversaciones necesarias sobre consentimiento y límites.



Desde una hamburguesa hasta una torta cremosa, comer grasas activa circuitos de placer en el cerebro. La neuroquímica explica por qué nos resultan tan irresistibles y cómo el cuerpo recompensa su consumo como si se tratara de una necesidad biológica.

La revolución sexual no vino solo del feminismo: el movimiento LGBTQ+ también ha transformado cómo entendemos el deseo y el placer. Su impacto se siente incluso en relaciones heterosexuales, donde muchas mujeres están empezando a cuestionar guiones antiguos y buscar más satisfacción.

El dolor crónico, la fatiga y la hipersensibilidad de la fibromialgia pueden alterar profundamente la vida sexual. Sin embargo, con estrategias adecuadas, es posible reconectar con el deseo y disfrutar del sexo sin que duela.


La conversación sobre el placer masculino se suele centrar en lo evidente, dejando en la sombra una serie de zonas del cuerpo que, al ser estimuladas con atención y delicadeza, pueden abrir la puerta a nuevas sensaciones y más intensas. ¿Cuáles son?