26 de septiembre de 2025
El intendente de Mayor Otaño, Leonardo Morínigo, cuestionó los datos del reciente mapa de la pobreza del Instituto Nacional de Estadística (INE), que sitúa a su distrito como el más pobre de Itapúa, con una tasa del 44,6%. Para el jefe comunal, las cifras “no reflejan la realidad” de una comunidad productiva y con fuerte movimiento comercial.
En la última década, la clase media en América Latina y el Caribe (ALC) mostró un avance sostenido, consolidándose como un segmento clave de la estructura social de la región. De acuerdo con datos del Banco Mundial (BM), en 2015 la clase media representaba 36,7% de la población, cifra que fue aumentando de manera gradual hasta situarse en 40,3% en 2024. Este incremento de casi cuatro puntos porcentuales refleja una mejora relativa en las condiciones de vida, en un contexto donde la pobreza se redujo y la vulnerabilidad se mantuvo relativamente estable.
El alarmante informe de Unicef y Cepal revela que seis millones de jóvenes latinoamericanos enfrentarán la pobreza para 2030, a medida que el cambio climático golpea con sequías e inundaciones, amenazando su futuro y perpetuando la desigualdad en la región.
ESCOBAR. Unas quince familias viven en condiciones de extrema pobreza en esta ciudad. Ante la falta de oportunidades laborales e ingresos estables, enfrentan severas carencias, como la falta de un techo seguro y una alimentación adecuada, según relató Daniel Sosa, poblador.
Acostumbrada a las fastuosas fiestas, con el lujo de las monarquías europeas, con que los de su clan celebran la vida, la diputada colorada cartista Rocío Abed ya perdió, además de la vergüenza, toda noción de la realidad. Igual que el senador Luis Pettengill, representa a una clase política enriquecida a partir de cargos y salarios públicos, que hasta de sus discursos borró a quienes viven en la más inhumana pobreza.
De acuerdo con una encuesta del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el 15,67% de la población estuvo en la franja de pobreza multidimensional en el 2024 que afectó a un total de 927.628 personas, cifra inferior al año anterior (2023), cuando llegó 17,19%. A diferencia de la pobreza monetaria, este índice mide las carencias cualitativas, es decir, el acceso a servicios básicos como salud, educación, vivienda y otros.