Tres siglos atrás, en la Francia prerrevolucionaria, el malestar del pueblo por los abusos del poder de la monarquía era similar al malestar que hoy sentimos cuando vemos el despilfarro del dinero público en manos de unos pocos para beneficio propio, a costa del sacrificio de todos los ciudadanos que con sus impuestos sostienen el Presupuesto General de la Nación. Ese malestar del pueblo francés se acrecentaba a medida que en el Palacio Real se celebraban grandes banquetes mientras en las calles no tenían qué comer. En una de esas opulentas fiestas, cuenta la historia que María Antonieta preguntó a su criada qué era lo que reclamaba el pueblo, a lo que la doncella le contestó: “Madame, el pueblo no tiene pan”, a lo que la Reina repuso: “Si el pueblo no tiene pan, que coman pasteles”. Haciendo un paralelismo, recordemos que el eslogan de campaña de este Gobierno ha sido la frase “vamos a estar mejor”, pero día tras día vemos cómo las decisiones de nuestras autoridades solo redundan para que ellos estén mejor, y el resto, “que coma pasteles”.
En todas las instituciones se roban miles de millones de dolares. Estos ladrones son los culpables de la miseria del pueblo paraguayo.
Es tan importante y trascendente lo que pueda hacer y también lo que deja de hacer este señor para el destino de las vidas de los que habitamos en nuestro querido Paraguay.