21 de julio de 2025
Cortar y volver con la misma persona es un patrón más común de lo que parece. Las relaciones intermitentes despiertan interrogantes sobre el apego, el deseo, la dependencia emocional y la dificultad de cerrar ciclos. ¿Puede ser sano este vaivén afectivo?
El amor, con sus matices intensos y contradicciones, despierta emociones poderosas. Pero hay una forma especialmente desconcertante: sentir atracción por personas “imposibles”. Ya sea un amor no correspondido o alguien fuera de tu alcance, esta experiencia tiene raíces profundas en la psicología, la biología y la cultura.
A veces creemos que amar es entregarlo todo, vivir por y para el otro, pensar en esa persona a cada instante. Pero el amor, cuando es sano, no debería doler ni exigir que te borres para encajar. Muchas relaciones que parecen intensas o apasionadas en realidad están sostenidas por algo más frágil: la dependencia emocional.
A veces sucede sin previo aviso. Una noche, uno de los dos quiere intimidad y el otro solo quiere dormir. Al principio no parece grave, pero si se repite con frecuencia, empiezan las dudas: ¿estamos desconectados? ‚¿hay algo mal?, ¿es normal que no coincidamos? Analizamos este tema desde la sexología.
En las relaciones de pareja, el sexo es una expresión natural de intimidad y amor. Sin embargo, hay ocasiones en las que uno o ambos miembros pueden sentir que el sexo se ha convertido más en una obligación que en una fuente de placer y conexión. ¿Cómo salir de esto?
El tema de las relaciones sexuales en una pareja es amplio y puede ser abordado desde diferentes ángulos, pero una de las preguntas más comunes en la actualidad es si una pareja puede funcionar bien sin una vida sexual activa. La respuesta a esta pregunta no es sencilla y depende de diversas variables que pueden influir de manera diferente en cada relación.