Agentes de la Oficina Regional en Itapúa del Departamento Antinarcóticos de la Policía Nacional realizaron este miércoles una incursión dentro de la Reserva Natural San Rafael, donde detectaron 12 hectáreas de cultivos de marihuana en etapa de cosecha. En el lugar hallaron dos campamentos precarios y varias herramientas para el procesamiento de la droga, que fueron incautadas.
Al menos dos tractores fueron sorprendidos cuando llevaban rollos de madera que fueron talados y procesados en una zona boscosa dentro mismo de la Reserva San Rafael-Tekoha Guasu, entre los departamentos de Itapúa y Caazapá. Desde el Ministerio del Ambiente aseguran que no hay ninguna habilitación legal para hacer este tipo de intervenciones en esa zona.
ENCARNACIÓN. La comunidad Tapy Kangüekua - Arroyo Morotí, del pueblo Mbya Guaraní, recibirá el título de propiedad definitivo de unas 548 hectáreas donadas por la organización ambientalista Guyra Paraguay. Las tierras están ubicadas dentro del “tekoha guazu” del pueblo indígena, en la cordillera del San Rafael. El acto previsto para mañana a las 14:00 se realizará en coincidencia con la celebración del Día mundial del medioambiente.
La reserva San Rafael, ubicada entre los departamentos de Itapúa y Caazapá, es una zona boscosa que maravilla por su biodiversidad y, al mismo tiempo, asusta por la criminalidad que ocurre en el lugar. A pesar de presentar estas dos realidades opuestas, lo que sucede en una extensión de 73.000 hectáreas es invisible ante los ojos del gobierno.
El gobierno paraguayo tiene una gran deuda con el departamento de Itapúa. No solo con Itapúa, con el país, y con el planeta entero. No está haciendo nada para preservar uno de los recursos ambientales más valiosos que tenemos, que es la reserva para parque de la cordillera de San Rafael.
La reserva San Rafael, ubicada entre los departamentos de Itapúa y Caazapá, se encuentra entre el olvido y la desidia de las autoridades. Esta zona, ya hace casi 30 años debió convertirse en un parque nacional para su conservación natural; sin embargo, su realidad es que se encuentra con amenazas de tala indiscriminada de árboles, quemas provocadas e invasiones ilegales.