4 de septiembre de 2025
Cristo permaneció en el sepulcro tres días; en el día tercero resucitó. La liturgia nos invita a recuperar el sentido de alegría, característico de la vida cristiana, pero más perceptible en el nuevo tiempo que se inicia: el tiempo pascual. La resurrección es el fundamento de la fe cristiana.
La Biblia señala que Cristo triunfó sobre la muerte y con esto abrió las puertas del cielo a los creyentes. En la misa dominical se enciende el cirio pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la ascensión, cuando se conmemora la subida de Jesús al cielo.
La resurrección de Cristo es una verdad de fe que trasciende fechas y lugar, pero con destinatarios muy específicos: todos los crucificados, clavados sobre el tosco madero por sus propias trasgresiones contra la vida y el grito de una sociedad sedienta de víctimas: ¡Crucifíquenlo!
El Evangelio afirma que María Magdalena fue el primer día de la semana, que es el domingo, al sepulcro donde habían puesto el cuerpo de Jesús y no lo encontró. En seguida, corrió al encuentro de Pedro y Juan para anunciar este hecho llamativo. Su comunicado hizo que los apóstoles fueran volando al sepulcro y este proceso les ayudó a comprender las Escrituras.