La temporada navideña es sinónimo de grandes comidas y, a menudo, resultamos con más comida de la que podemos consumir en un solo día. ¿Qué hacer?
Desde el punto de vista ambiental, la reutilización es una tarea que demanda más esfuerzo, pero vale la pena, porque, además de ser educativo, ayuda a crear una cultura de la limpieza. Reutilizar significa volver a utilizar algo, generalmente con una función distinta a la que tenía originariamente. El paso previo a la reutilización es la clasificación o separación.
Al finalizar las clases nos queda la mochila cargada de libros y cuadernos que ya no vamos a usar. Si aprovechamos los materiales que nos quedan, los podemos volver a utilizar el año que viene y así ayudar a la economía familiar. Aquí van algunos consejitos.
El barrio Kokue Guasu, de Fernando de la Mora, como muchos lugares tiene problemas con aguas servidas. Pero un alumno de secundaria tendría la solución a largo plazo.
Todos podemos colaborar para tener un planeta más habitable. La reutilización puede darnos una mano, pero a esta práctica debemos sumarle nuestra creatividad.
El aluminio es un elemento muy abundante en la tierra, pero extraerlo del mineral que lo contiene es muy costoso. Cuando se descubrió —a inicios del siglo XIX— valía más que el oro. Desde su primer uso como sonajero del hijo de Napoleón, su empleo se ha extendido.