18 de diciembre de 2024
RECIFE. Era una soleada mañana de agosto cuando una lluvia de fragmentos de roca espacial regó Santa Filomena, un empobrecido pueblo del árido agreste brasileño. Con ella, irrumpieron en este recóndito rincón del país decenas de cazadores de meteoritos, cuyos pedazos llegan a ser vendidos por más de 18.000 dólares.