10 de junio de 2025
De ser, en 1965, una pequeña isla pobre a convertirse en una potencia económica, Singapur ofrece lecciones de desarrollo, pese a ser una ciudad estado sin recursos naturales significativos. Políticas audaces a largo plazo, una fuerte apuesta a las inversiones extranjeras y un sistema basado en la meritocracia catapultaron su PIB per cápita de unos USD 500 en sus inicios a cerca de USD 85.000 al 2023, según el Banco Mundial.
La carne paraguaya sumó Singapur a su lista de conquistas y la noticia fue celebrada por el complejo cárnico nacional, especialmente desde el sector porcino, que proyecta que este nuevo mercado puede impulsar hasta en un 25% su producción para el año que viene. Si bien aún se está trabajando en la certificación y la habilitación de las plantas frigoríficas elegibles para la exportación, hay expectativa de iniciar con los embarques en pocos meses más.
El presidente del Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal dijo que la apertura del mercado de Singapur a las importaciones de carne paraguaya se produce luego de negociaciones que duraron casi cinco años. Mientras tanto, siguen en curso las tratativas para abrir también el mercado de Japón.
Singapur, la ventana del Mercosur al sudeste asíatico, aguarda la ratificación del acuerdo firmado con el bloque en diciembre del 2023. Según el ministro de Relaciones Exteriores de ese país, Dr. Vivian Balakrishnan, la vigencia plena de esta alianza es una cuestión que tiene que ver más con la política que con la estrategia económica.
Pese a su limitada geografía y a la falta de fuentes naturales de agua dulce, Singapur ha generado una estrategia de diversificación de fuentes denominada “las cuatro canillas”. Paraguay –que pese a tener abundantes recursos hídricos enfrenta desafíos en la gestión y distribución equitativa del agua– bien podría tomar ejemplo.