«Aprendemos al aburrirnos, dicen, citando a un filósofo acá y una filósofa allá. Dejen a la niñez (y a la adultez, ya que estamos) aburrirse, claman. La defensa del aburrimiento es un lavado de imagen de una vivencia nefasta por parte de gente que parece que nunca se aburrió».
LONDRES. ¿Qué hay detrás del resurgir del populismo? ¿Por qué muchos ciudadanos buscan la solución a sus problemas en líderes que ofrecen un discurso simple, divisivo y esencialista? La respuesta, a juicio de la pensadora británica Noreena Hertz, es que nos sentimos cada vez más solos, más alejados del vecino, de la comunidad, de las instituciones.
Los gobiernos de todo el mundo llevan seis meses recomendando a los ciudadanos que se distancien de los demás por culpa de la pandemia, una iniciativa que los expertos en salud creen que está generando un impacto en la salud mental, especialmente de las personas mayores y los que viven solos.
La soledad, cuando no es deseada, perjudica muy seriamente a la salud, e investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid de España concluyeron que es además un factor de riesgo para desarrollar demencia.
Cuando leí recientemente que la primera ministra británica Theresa May ha nombrado una ministra de la Soledad, mi primera reacción fue reírme. Me pregunté para mis adentros si la nueva ministra se va a dedicar a organizar festivales callejeros, o si va a crear un sitio de internet gubernamental de citas para gente sola.
CIUDAD DEL VATICANO. El papa Francisco solicitó hoy “una mirada materna” para afrontar el futuro en un mundo “cada vez más desunido” y con mucha soledad, durante la homilía que pronunció en la misa por el Año Nuevo celebrada en la basílica de San Pedro.