28 de noviembre de 2025

Una bebé de 23 días falleció en la UTI Neonatal del Hospital Regional de Villarrica y la familia de la menor denunció que fue por falta de un especialista en cardiología infantil. Dicen que la atención especializada habría sido crucial para salvar la vida de la infante. Desde el hospital, alegan que se trató de una infección generalizada con varios días de desarrollo.


La ministra de Salud, María Teresa Barán, continúa en el ojo de la tormenta tras la muerte de al menos seis bebés que requerían atención en terapia intensiva, pero fallecieron por presuntas negligencias. Desde hace 10 días, el Ministerio de Salud emprende un acelerado plan de mejoramiento en las terapias de hospitales públicos. La ciudadanía reclama la tardaría acción del gobierno de Santiago Peña, quien prometió priorizar la salud.

La falta de terapia intensiva, principalmente neonatal, en diversas cuidades del país, está fuertemente ligada al déficit de médicos, afirma el doctor Saúl Recalde, viceministro de Salud. La autoridad de la cartera sanitaria indicó que actualmente se está ofreciendo hasta G. 15 millones a profesionales neonatólogos y anestesistas, pero “nadie quiere ir a ciudades lejanas”.
La habilitación de una Unidad de Terapia Intensiva (UTI) en el Hospital Regional del Instituto de Previsión Social (IPS) en Villarrica sigue siendo una promesa incumplida por el Gobierno central. Desde la inauguración del hospital, en abril de 2022, se viene reiterando la intención de gestionar la implementación de este servicio esencial para los asegurados, sin que se haya concretado.

El Hospital Nacional de Itauguá (HNI), actualmente dispone de 105 camas de terapia intensiva, según el doctor Miguel Ferreira, director del servicio público. Otras 30 camas UTI están inoperativas por falta de monitores y respiradores, que hoy “milagrosamente” fueron proveídos por Salud Pública. En terapia neonatal continúan las refacciones que se reiniciaron a fines del año pasado.

Durante la pandemia del Covid-19, el Ministerio de Salud se valió de las terapias intensivas del sector privado para dar respuesta a la altísima demanda. Gran parte del servicio se pagó, pero todavía queda un remanente de G. 7 mil millones, según la Asociación Paraguaya de Sanatorios y Hospitales Privados.