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Beneficios del pensamiento computacional desde la infancia
1. Desarrollo de habilidades de resolución de problemas. El pensamiento computacional enseña a abordar los problemas de una manera estructurada; ayuda a descomponer situaciones complejas en partes manejables, permitiéndote encontrar soluciones efectivas.
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Esta habilidad de descomposición es valiosa no solo en programación, sino en cualquier situación que requiera resolución de problemas.
2. Fomento de la creatividad. Aunque suena contradictorio, pensar como una computadora puede estimular la creatividad.
Al identificar patrones y crear algoritmos, se puede experimentar con diferentes enfoques para resolver tareas, ajustando tus métodos y perspectivas sobre la marcha. Esto fomenta una mentalidad creativa y flexible, esencial para enfrentar desafíos inesperados.
3. Promueve el pensamiento lógico y crítico. A través de procesos como la abstracción, aprendés a centrar tu atención en la información relevante y a ignorar los detalles superfluos.

Esto ayuda a fortalecer la capacidad de pensar de forma lógica y tomar decisiones fundamentadas.
4. Mejora del rendimiento académico. Existen evidencias que sugieren que los niños que desarrollan habilidades de pensamiento computacional también muestran mejoras en otras áreas académicas.
Sus habilidades de razonamiento abstracto pueden aplicarse en matemáticas, ciencias y más, facilitando una comprensión más profunda de los conceptos complejos.
5. Preparación para el futuro digital. Vivimos en un mundo cada vez más digital, y el pensamiento computacional equipa con las habilidades necesarias para navegar en este entorno con confianza.
Desde capacidades básicas de uso de la tecnología hasta roles avanzados en campos relacionados con STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), estas habilidades son fundamentales.
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6. Fomento de la colaboración. A menudo, el aprendizaje del pensamiento computacional se realiza de manera colaborativa. Trabajar juntos en equipos para resolver problemas comunes fomenta habilidades de trabajo en grupo y la importancia del trabajo en equipo.
El niño aprende a comunicarse de manera efectiva para lograr un objetivo común, una habilidad esencial en cualquier faceta de la vida adulta.
Introducir el pensamiento computacional desde una edad temprana no se trata solo de preparar a los niños para carreras tecnológicas. Se trata de equiparlos con un enfoque para resolver problemas de manera lógica, creativa y crítica, beneficios que resonarán a lo largo de sus vidas.
Mientras el mundo continúa su transformación digital, estas habilidades serán vitales para enfrentar futuros desafíos con confianza y eficacia.
Cómo fomentar el pensamiento computacional en la infancia
Juegos como el ajedrez, Sudoku o el Cubo de Rubik refuerzan el pensamiento lógico y la planificación estratégica. Rompecabezas y juegos tipo Laberintos ayudan a desarrollar habilidades de secuenciación y resolución de problemas.

Pedir a los niños que expliquen cómo atarse los zapatos o hacer un sándwich paso a paso, fomentando el pensamiento algorítmico, es otra forma de fomentar el pensamiento computacional, sin usar tecnología precisamente. También los juegos de instrucciones, en los que deben seguir una serie de pasos para llegar a un resultado.
Por otro lado, plataformas como Scratch Jr, Code.org, Tynker o Blockly permiten a los niños aprender programación con bloques visuales. Y aplicaciones como Lightbot o Robot Turtles enseñan lógica de programación sin necesidad de saber escribir código.
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La construcción con bloques y robótica son sin dudas una de las formas preferidas de los niños. Juguetes como LEGO Education, Arduino, Raspberry Pi o Bee-Bots permiten que los niños experimenten con estructuras lógicas y automatización. Kits como Makey Makey enseñan pensamiento computacional a través de experimentos interactivos.

También crear historias con opciones múltiples ayuda a los niños a pensar en términos de secuencias y consecuencias (como en los libros de “Elige tu propia aventura”). Juegos como Twine permiten crear historias interactivas con lógica condicional.
Fomentar la creación de pequeños proyectos donde los niños deban resolver un problema mediante pasos lógicos, por ejemplo diseñar un juego de mesa con reglas claras y objetivos estructurados, es una buena opción.
Por último, plantear acertijos y desafíos matemáticos fomenta la capacidad de abstracción y la resolución de problemas de manera estructurada.