El interés de los particulares en búnkeres se ha disparado un 200%, aseguran empresas españolas del sector consultadas por EFE, que atienden también a clientes de otras partes de Europa.
El director técnico de Bunker World, Guillermo Ortega, admite que existe “un poco de fiebre” por este tipo de instalaciones debido a la incertidumbre del momento. Prevé que continúe a medida que avance la concienciación ciudadana, algo que ya ocurre desde hace años en lugares como EE.UU., continúa.
Recuerda un primer aumento significativo cuando comenzó la invasión rusa de Ucrania, en febrero de 2022, hasta llegar a máximos al recomendar recientemente la Comisión Europea disponer de alimentos, agua, medicamentos y un equipo básico de supervivencia de 72 horas para afrontar eventuales crisis de seguridad.
Según una encuesta oficial de abril, un 69,2% de los españoles se consideran “preparados” para subsistir ese tiempo “sin ayuda externa” en tal caso. “Actualmente, las peticiones de proyecto también se están extendiendo a la transformación de cuartos, acondicionamiento de bajos de edificios como hoteles, industriales y de todo tipo soterrados”, explica Ortega, para cubrir esos tres días de supervivencia o algo más.
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