¿Qué es el overclocking?
El overclocking consiste en aumentar la velocidad a la que trabaja un componente de tu computadora, como el procesador (CPU), la tarjeta gráfica (GPU) o la memoria RAM, por encima de las especificaciones establecidas por el fabricante.
Al hacerlo, buscás que rinda mejor y obtengas más potencia en tareas como juegos, edición de video o diseño 3D.
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Ventajas de hacer overclocking
La principal ventaja es el incremento de rendimiento. Al subir la frecuencia de reloj de tu CPU o GPU, podés acelerar la ejecución de programas y juegos exigentes.
Esto puede traducirse en mayores tasas de cuadros por segundo (FPS) en videojuegos o en una reducción del tiempo de renderizado en programas de edición.
Además, el overclocking permite alargar la vida útil de tu computadora sin necesidad de cambiar de componentes tan rápido.
Si tenés un equipo con algunos años, podés sacarle un poco más de provecho antes de dar el salto a hardware nuevo.
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Riesgos y desventajas
Sin embargo, no todo son beneficios. El overclocking aumenta el consumo energético y genera más calor, lo que puede afectar la estabilidad del sistema y la vida útil de los componentes si no contás con una buena refrigeración.
Un mal ajuste puede provocar reinicios, errores o incluso daños permanentes.
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Asimismo, la garantía de los productos a menudo no cubre daños causados por overclocking. Muchos fabricantes lo aclaran en la letra chica. Por lo tanto, si decidís intentarlo, debés ser consciente de que corrés ciertos riesgos.
¿Cuándo vale la pena?
El overclocking tiene más sentido para usuarios avanzados, gamers exigentes o profesionales que realmente necesiten ese plus de rendimiento.
Si simplemente usás la PC para navegar, ver videos y trabajar con programas de oficina, probablemente no notarás grandes diferencias y el esfuerzo puede no justificarse.
Otra variable importante es el tipo de hardware que tenés. No todos los procesadores, placas madre o memorias permiten overclocking.
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Además, para hacerlo de manera segura y sostenida, necesitás un buen sistema de refrigeración, ya sea por aire o líquida.
Consejos si decidís intentarlo
- Informate bien: consultá guías y foros de usuarios con el mismo hardware.
- Avanzá de a poco: no subas mucho la frecuencia de golpe, hacelo paso a paso.
- Controlá las temperaturas: usá programas para monitorear el calor y evitá que se disparen los valores.
- Probá la estabilidad: después de cada cambio, realizá pruebas de estrés para asegurarte de que todo funciona bien.
El overclocking puede exprimir tu PC y brindarte ese plus de potencia que buscás, pero también conlleva riesgos y requiere tiempo, paciencia y conocimiento.
Si estás dispuesto a invertir esos recursos y querés sacarle el jugo a tu hardware, puede valer la pena. Pero si buscás estabilidad y no querés complicarte, probablemente sea mejor disfrutar tu PC tal como viene de fábrica. La decisión, como siempre, es tuya.