Qué cambia entre SSD y HDD
- Arquitectura: un SSD (Solid State Drive) guarda datos en chips de memoria flash sin partes móviles; un HDD (Hard Disk Drive) usa platos giratorios y un cabezal mecánico. Esa diferencia impacta en velocidad, latencia, ruido, consumo y resistencia a golpes.
- Velocidad: un HDD típico ofrece 100–200 MB/s sostenidos con latencias en milisegundos. Un SSD SATA ronda 500–550 MB/s; un SSD NVMe PCIe 3. alcanza ~3.000 MB/s y PCIe 4. puede superar 7.000 MB/s, con latencias en microsegundos.
- Precio por GB: el HDD sigue siendo más barato por capacidad. En promedio, el SSD cuesta entre 2 y 4 veces más por gigabyte, según mercado y generación.
- Confiabilidad: sin partes móviles, los SSD toleran mejor vibraciones y golpes; los HDD pueden fallar por desgaste mecánico. La resistencia de los SSD depende de su TBW (terabytes escritos) y del controlador. Informes de proveedores de nube y respaldo, como Backblaze, muestran que la tasa de fallas en HDD varía notablemente por modelo y uso.
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Rendimiento: qué vas a notar en el día a día

- Arranque y apertura: con SSD, el sistema operativo y las apps cargan en segundos. En HDD, los tiempos se multiplican, sobre todo cuando hay muchas tareas en paralelo.
- Carga de juegos y mundos abiertos: los SSD reducen pantallas de carga y microcortes por streaming de texturas. Títulos recientes ya recomiendan SSD como requisito.
- Copias y transferencias: mover archivos grandes es mucho más veloz en SSD, especialmente en NVMe. En HDD, la velocidad cae cuando el disco se fragmenta o se llena.
- Multitarea: la baja latencia de un SSD evita “cuellos de botella” al cambiar entre proyectos, pestañas y aplicaciones.
Costo y capacidad: dónde rinde cada peso
- Si necesitás muchos terabytes al menor costo —bibliotecas de video, fotos RAW, colecciones multimedia— el HDD ofrece la mejor relación precio/capacidad.
- Si valorás agilidad general y tiempos de respuesta, el SSD es la inversión que más se siente, incluso por encima de un procesador más rápido en uso cotidiano.
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Durabilidad, ruido y energía

- Ruido y calor: los HDD generan zumbido y vibración; los SSD son silenciosos y suelen consumir menos energía, algo útil en notebooks.
- Vida útil: los SSD modernos especifican TBW y años de garantía; un uso típico de oficina o estudio difícilmente los agote. En escrituras intensivas (edición 4K, bases de datos) conviene mirar TBW y optar por modelos de mayor resistencia. En HDD, ciclos de encendido, temperatura y vibración influyen en fallas, según reportes técnicos.
Quién necesita un SSD
- Gamers: vas a ganar en tiempos de carga, menor stuttering y, en juegos actuales, cumplís con requisitos recomendados. Un NVMe acelera instalaciones y actualizaciones; 1–2 TB es un buen piso si tenés varios AAA.
- Diseñadores y creadores audiovisuales: Photoshop, Lightroom, DaVinci, Premiere y Blender mejoran al usar SSD para sistema, proyectos y disco de scratch. Para 4K o RAW, un NVMe PCIe 4. reduce cuellos de botella en cachés y proxys.
- Periodistas y productores de contenido: arranque rápido, búsqueda instantánea en archivos, exportaciones y envíos más ágiles. Un SSD recorta tiempos muertos en coberturas y móviles.
- Estudiantes y profesionales que quieren rapidez: si trabajás con muchas pestañas, suites ofimáticas y videollamadas, el salto de HDD a SSD transforma la experiencia. Con 500 GB–1 TB suele alcanzar para sistema y documentos.
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Quién puede seguir con un HDD
- Almacenamiento masivo de bajo costo: bibliotecas de video, música y fotos que no requieren acceso ultrarrápido.
- Backups y archivo: ideales para copias completas y “cold storage”. Para resguardo, seguí una regla 3-2-1 (tres copias, en dos tipos de medio, una fuera del equipo).
- Centros de datos caseros y NAS: para compartir archivos en red o alojar medios, los HDD ofrecen gran capacidad y pueden configurarse en RAID para redundancia. Modelos “NAS” están optimizados para operación 24/7.
- Videovigilancia y grabación continua: los HDD diseñados para escritura sostenida son adecuados para flujos constantes, donde el costo por TB manda.
Combinaciones que funcionan
- SSD + HDD en la misma PC: instalá sistema y apps en un SSD (mejor si es NVMe) y usá un HDD grande para proyectos terminados, bibliotecas y backups locales.
- Externos: un SSD externo USB 3.2/Thunderbolt es excelente para edición en movilidad; un HDD externo sirve para copias periódicas y archivo.
- SATA vs NVMe: si el presupuesto es ajustado, un SSD SATA ya brinda un salto enorme frente a HDD. Si buscás máximo rendimiento en creativos o juegos, un NVMe es la mejor opción.
- Memoria RAM: más RAM reduce uso de disco como memoria virtual. Si trabajás con proyectos pesados, combiná suficiente RAM con SSD para evitar “swaps” lentos.
Cómo elegir paso a paso
- Uso general y estudio: SSD de 500 GB–1 TB; si guardás muchas fotos/videos, sumá un HDD de 2–4 TB para archivo.
- Gaming: SSD NVMe de 1–2 TB para el catálogo activo; HDD de 4–8 TB para títulos menos jugados y capturas.
- Foto y video: SSD NVMe de 1–2 TB para sistema, cache y proyectos en curso; HDD/NAS de 8 TB o más para material bruto y copias históricas.
- Backups: un HDD dedicado del doble o más de la capacidad utilizada en tu SSD principal y copias fuera del equipo o en la nube.