Robótica blanda: el salto tecnológico que acerca a los robots al movimiento animal y humano

La robótica blanda está revolucionando el diseño de máquinas con capacidades adaptativas, combinando materiales flexibles y tecnología avanzada. Desde las fábricas hasta quirófanos, su evolución amplifica la eficacia y seguridad, transformando la interacción entre humanos y robots.

Robots de inteligencia artificial con funciones de piel facial y percepción.
Robots de inteligencia artificial con funciones de piel facial y percepción.Shutterstock

La nueva generación de robots ya no está hecha solo de metal y engranajes. Con músculos artificiales, pieles elásticas y huesos flexibles, la robótica blanda avanza hacia máquinas que se mueven, se adaptan y aprenden con una plasticidad más próxima a la de organismos vivos.

Combo de fotos cedidas por el profesor Shoji Takeuchi, del Instituto de Ciencia Industrial de la Universidad de Tokio, del robot facial con piel 'viva' hecha con células humanas que ha desarrollado junto a su equipo en su búsqueda de dotar a los robots humanoides de funcionalidades biológicas y expresividad, y con potencial uso en el estudio de la formación de las arrugas o a reducir el uso de animales en los test de cosméticos y medicamentos.
Combo de fotos cedidas por el profesor Shoji Takeuchi, del Instituto de Ciencia Industrial de la Universidad de Tokio, del robot facial con piel 'viva' hecha con células humanas que ha desarrollado junto a su equipo en su búsqueda de dotar a los robots humanoides de funcionalidades biológicas y expresividad, y con potencial uso en el estudio de la formación de las arrugas o a reducir el uso de animales en los test de cosméticos y medicamentos.

De los quirófanos a los almacenes, y del océano a la granja, esta disciplina está redefiniendo lo que entendemos por “robot”.

Por qué importa: seguridad, adaptación y contacto con el mundo real

Durante décadas, los robots industriales fueron precisos y rápidos, pero rígidos. Su fuerza llevaba asociada una barrera física: jaulas de seguridad y entornos controlados.

La robótica blanda invierte esa lógica. Al introducir materiales deformables —siliconas, elastómeros, tejidos técnicos, hidrogeles— y estructuras inspiradas en la biología, estos sistemas absorben impactos, se pliegan, cambian de forma y distribuyen fuerzas de forma segura.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

  • Seguridad intrínseca: la complacencia mecánica reduce el riesgo en la interacción con humanos y con objetos delicados.
  • Capacidad de adaptación: un mismo actuador puede agarrar fruta, herramientas o piezas irregulares sin reprogramaciones complejas.
  • Contacto sensorial: sensores blandos integrados aportan “propiocepción” (medir deformaciones, presión, temperatura) difícil de lograr con hardware rígido.

La consecuencia es un salto en la “robustez en el mundo real”: menos dependencia de trayectorias perfectas y más tolerancia al desorden del entorno.

La ingeniería del movimiento suave

El corazón de un robot blando está en cómo se deforma. Tres pilares tecnológicos lo hacen posible:

Prototipo de brazo blando desarollado por Concepción A. Monje, ingeniera de Robotics Lab del Departamento de IngenierÌa de Sistemas y Automática de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M). "Biorrobots" que emulan la flexibilidad de las plantas, el movimiento de los gusanos o el agarre de los pulpos, o robots comestibles que medican o examinan a los pacientes desde el interior del organismo son algunas de las soluciones que ofrece la robótica blanda, la revolución que ha llegado para quedarse.
Prototipo de brazo blando desarollado por Concepción A. Monje, ingeniera de Robotics Lab del Departamento de IngenierÌa de Sistemas y Automática de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M). "Biorrobots" que emulan la flexibilidad de las plantas, el movimiento de los gusanos o el agarre de los pulpos, o robots comestibles que medican o examinan a los pacientes desde el interior del organismo son algunas de las soluciones que ofrece la robótica blanda, la revolución que ha llegado para quedarse.
  • Materiales y arquitectura: polímeros elastoméricos (siliconas, TPU), aleaciones y polímeros con memoria de forma, hidrogeles y materiales cristalinos líquidos permiten estructuras que se doblan, estiran o se contraen. Diseños inspirados en origami y kirigami introducen articulaciones y cambios de rigidez sin piezas duras.
  • Actuación: además de motores y cables, proliferan actuadores neumáticos e hidráulicos, elastómeros dieléctricos, HASEL (electrohidráulicos), fibras enrolladas, y sistemas térmicos o magnéticos. La tendencia es hacia actuadores ligeros, eficientes y silenciosos con control fino de fuerza.
  • Sensado y control: redes de sensores blandos (resistivos, capacitivos, ópticos) se integran en la propia “piel” del robot. En control, técnicas de aprendizaje automático y modelos de aprendizaje físico (simulaciones diferenciables) ayudan a gobernar sistemas con dinámicas no lineales y múltiples grados de libertad continuos.

El reto es orquestar todo ello sin renunciar a eficiencia energética y vida útil. De ahí el interés en estructuras híbridas: robots mayormente blandos con “islas” rígidas para electrónica, y mecanismos de rigidez variable (jamming granular, capas magneto/ electroactivas) para pasar de modos suaves a firmes según la tarea.

De la inspiración biológica a casos de uso concretos

Jules, un robot humanoide de Hanson Robotics que utiliza inteligencia artificial, es atendido por un técnico durante la Cumbre Global de IA para el Bien en Palexpo, Ginebra, Suiza, el 8 de julio de 2025.
Jules, un robot humanoide de Hanson Robotics que utiliza inteligencia artificial, es atendido por un técnico durante la Cumbre Global de IA para el Bien en Palexpo, Ginebra, Suiza, el 8 de julio de 2025.

La robótica blanda bebe de la naturaleza. Tentáculos de pulpo inspiran brazos continuos; aletas de pez guían propulsión eficiente; lenguas y trompas sugieren prensiones versátiles; tejidos musculares orientan fibras artificiales. Esa bioinspiración ya cristaliza en aplicaciones con impacto:

  • Manipulación en logística y manufactura: pinzas blandas capaces de agarrar objetos frágiles o deformables —desde bollería hasta frascos de vidrio— están entrando en centros de distribución. Su ventaja es la versatilidad: una pinza sirve para decenas de SKU (Stock Keeping Unit o unidad de mantenimiento de existencias) distintos sin cambiar utillaje.
  • Agricultura de precisión: cosechadoras suaves reducen pérdidas por magulladuras y permiten recolección selectiva. Robots que “palpan” madurez de frutos o podan con contacto controlado ya se evalúan en invernaderos.
  • Medicina y cirugía: catéteres y endoscopios blandos navegan por anatomías complejas con menos trauma. Robots continuos de diámetro milimétrico dan soporte a cirugía mínimamente invasiva y procedimientos cardiovasculares. En rehabilitación, exotrajes textiles que asisten cadera o tobillo —en lugar de exoesqueletos rígidos— mejoran la comodidad y el cumplimiento terapéutico.
  • Exploración y rescate: robots que reptan, se cuelan por escombros o nadan entre corales se benefician de cuerpos comprimibles y propulsión suave, con menos riesgo de dañar su entorno.
  • Wearables y háptica: guantes suaves con actuadores microfluídicos o dieléctricos aportan retroalimentación táctil para teleoperación y realidad virtual, y ayudas de agarre para personas con debilidad muscular.

Institutos como el Wyss de Harvard, CSAIL del MIT, ETH Zúrich, EPFL y laboratorios en Asia y Europa han empujado el estado del arte, mientras empresas emergentes y actores industriales —incluida la automatización tradicional— integran módulos blandos en líneas de producción y productos comerciales.

Fabricación: de laboratorio a línea de montaje

La manufactura es clave para pasar del prototipo al producto. Avances en:

  • Impresión 3D multimaterial: fabricar, en una sola pieza, canales neumáticos, cámaras de actuador y sensores embebidos.
  • Moldes y textiles técnicos: laminados, tejido trenzado y composites que canalizan deformaciones en direcciones deseadas.
  • Electrónica estirable: circuitos, baterías y antenas flexibles que acompañan la deformación sin fallar.

Aun así, escalar requiere procesos repetibles y trazabilidad de materiales. La estandarización de conectores, controladores y protocolos de seguridad será determinante para una adopción masiva.

El cerebro de lo blando: control y aprendizaje

Mano robótica.
Mano robótica.

Controlar un continuum deformable es más complejo que mover un brazo con tres bisagras. Surgen estrategias mixtas:

  • Modelos físicos simplificados combinados con aprendizaje por refuerzo o aprendizaje imitativo para tareas como manipulación de objetos deformables.
  • Gemelos digitales diferenciables para entrenar políticas de control sin dañar hardware.
  • Algoritmos de estimación del estado que infieren forma y contacto a partir de señales distribuidas de sensores blandos.

La teleoperación con asistencia inteligente y la fusión háptica-visual están ganando terreno en entornos donde la supervisión humana sigue siendo clave, como la cirugía.

Desafíos pendientes

Pese al impulso, persisten barreras:

  • Energía y autonomía: la neumática depende de compresores o bombas; los actuadores eléctricos blandos todavía buscan altas fuerzas con bajos voltajes y eficiencia.
  • Durabilidad y mantenimiento: ciclos de fatiga, microfisuras en elastómeros, fugas en sistemas fluidos y sensibilidad a temperatura o químicos limitan vida útil.
  • Precisión y repetibilidad: la misma compliance que aporta seguridad puede penalizar exactitud, especialmente en micromanipulación o tareas de alta tolerancia.
  • Regulación y certificación: en sanidad, normas estrictas sobre biocompatibilidad, esterilización y seguridad requieren validaciones costosas.
  • Sostenibilidad: muchos elastómeros son difíciles de reciclar; emergen biopolímeros y diseños desmontables para reducir huella ambiental.

Resolver estos puntos definirá qué segmentos verán una adopción acelerada en los próximos cinco años.

Economía y horizonte

El mercado de componentes y sistemas de robótica blanda crece impulsado por la automatización flexible en comercio electrónico, la demanda de soluciones seguras en cobótica (campo de la robótica dedicado al diseño y uso de cobots, es decir, robots colaborativos) y el envejecimiento poblacional que requiere tecnologías de asistencia.

A medida que bajen los costos de actuadores, válvulas microfluídicas y electrónica flexible, y que maduren los kits de desarrollo y software, los integradores podrán desplegar células mixtas rígidas-blandas con retornos de inversión más claros.

La integración con visión por computador y modelos fundacionales —capaces de razonar sobre forma, textura y deformación— promete robots que no solo “aprieten suave”, sino que entiendan contextos y adapten su estrategia de manipulación en tiempo real.

Un nuevo lenguaje del movimiento

Si los robots de ayer imponían su geometría al mundo, los de hoy empiezan a acomodarse a él. La robótica blanda no sustituirá a la rígida, pero la complementa allí donde la vida diaria exige contacto, sensibilidad y capacidad de ceder para poder actuar.

Ese cambio —del control rígido a la inteligencia material— acerca a las máquinas un paso más al movimiento animal y humano, y redefine la frontera entre lo vivo y lo fabricado.

Enlace copiado